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VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE LA VIDA COTIDIANA EN EL ANTROPOCENO

Palabras, tecnología y experiencia • Maricruz Romero Ugalde

Maricruz Romero Ugalde

Palabras, tecnología y experiencia • Maricruz Romero Ugalde

 

Para Carlos Darío en su segundo aniversario de vida.

 

Su primera palabra “Choco”, el nombre del perrito de la familia, que es tan negro que poco se ven sus expresiones en la noche. Nacido en 2019, quienes clasifican a las personas por su relación con la tecnología lo ubican dentro de la generación Alfa. Ésta que incluye a quienes vinieron a este planeta entre 2010 y hasta 2025. El inicio se relaciona con el lanzamiento al mercado por parte de Apple del Ipad, y la extienden a 2025 sin un motivo específico. Son los hijos de los millenials, dicen que son los nativos digitales al 100%. Este tipo de clasificaciones permiten comprender parte de la realidad. De hecho, la pandemia ha evidenciado que el acceso a la tecnología incluye mucho más que el equipamiento: energía eléctrica, conectividad y dispositivo; se requiere tanto de recursos económicos como de alfabetización tecnológica. Prueba de ello, son los frecuentes apagones que hemos estado sufriendo, el que muchos de los estudiantes de los diferentes niveles se conectan a sus clases a distancia más por el celular que en computador, y que en las viviendas no había un lugar de estudio o trabajo y se ha tenido que hacer adaptaciones, incluso roles de uso del computador cuando sólo hay un equipo para los adultos que trabajan y los niños y/o jóvenes que estudian.

En este 2021, el pequeño ya corre y ha ido enriqueciendo su lenguaje, pronto empezó a utilizar muy bien el término “calle”, y como estamos en confinamiento, la salida era sólo un paseo por auto para las compras básicas donde se quedaba con su hermano y cuidadora. Para satisfacer su necesidad de movimiento, se incorporaron las salidas matutinas al parque, cuando hacía poco sol y no había gente, de regreso a tomar un baño. Así, la palabra que se volvió una exigencia era “parque”; poco después demostró una relación directa con la tecnología al tomar el celular, tocar la pantalla deslizando el dedo, buscando hasta que llegó a donde quería diciendo “Foto”. ¿Cómo pudo desbloquearlo, y llegar al archivo fotográfico? Parecería magia, pero no. Analizando el contexto falta con observar un poco su entorno familiar de un día entre semana: el pequeño se despierta y observa a su madre que escucha música o palabras por el celular, entre la preparación del desayuno o arreglo personal, toma el aparato, fija la mirada y toca la pantalla. Más tarde, mientras convive con otros niños y la cuidadora, ella saca el aparato de su bolsa trasera de los jeans y toca brevemente la pantalla, luego se escucha música infantil. Cuando lo recoge su padre, lo recibe guardando su celular, mismo que en el auto lo coloca cerca del tablero y de repente vibra. En la tarde noche, aparece otro aparato, la televisión conectada al internet. Ahí, ya identifica el logo de you tube y usa el control para elegir entre los programas como “Cleo y Cuquín”, “Pocoyó”, “Blippi”, “Super Slime Sam” o “Alien TV”, todavía no permanece mucho tiempo atrapado por los colores, las formas, las historias o la música. Combina los programas con sus propios descubrimientos al jugar con objetos diversos o juguetes. Es un niño muy activo, a quien no le gusta el contacto físico, disfruta de jugar sólo y en muchas ocasiones, observa a su hermano mayor y le exige compartir juguetes. Prefiere comer frutas o verduras y convivir con “Choco”, “Mingo” o “Kiara” los perritos de la familia. Su primera visita a un museo de ciencias interactivo fue en el Descubre[1], uno de los 6 miembros fundadores de la Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología (AMMCCyT)[2] creada en 1996 y que ahora, tiene registrados a más de 45 socios. El Descubre Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología abrió sus puertas por primera vez el 15 de noviembre de 1996, cerró por remodelación de 2011 a 2013 y ahora, cuenta con espacios exteriores como: Jardín de la ciencia, Mariposario y Orquidiario, Jardín de Cactáceas y Casa de la Tierra. Reabrió sus instalaciones desde marzo de 2021 y cuenta con su página web en donde muestra cómo son sus instalaciones, promueve actividades y tiene sus datos de contacto. Es en la página de Facebook donde comparte diferentes actividades o los videos de experimentos de los talleres de los miércoles. Fue en sus espacios exteriores donde el pequeño conectó su libro preferido, los juguetes de dinosaurios con la experiencia de conocer tocando una réplica de una de las especies de estos impresionantes seres vivos, pasó de experimentar el sonido con el xilófono gigante en el Jardín de la ciencia; al calor y ambiente cálido del Mariposario y Orquidiario donde más le gustaron las fuentes que ver a través del microscopio y luego, al laberinto que conducía al Jardín de las cactáceas. Su mamá, de niña, tuvo una experiencia similar en el Papalote Museo del Niño ahora cerrado por falta de recursos. En su página informa que abrirán hasta alcanzar los 50 millones de pesos en donativos que necesitan para poderlo hacer garantizando la “oportunidad a los ciudadanos de ejercer su derecho a la cultura en ambientes seguros”. Mientras eso sucede, invitan a consultar papaloteencasa.org donde la información está organizada en tres secciones: Blog, Actividades y Recomendaciones. En el Blog los recursos se presentan organizados para diferentes públicos: maestros, primera infancia y toda la familia. La sección de actividades contiene: infografías, descargables y videos. Una de las salas más memorable de los inicios de Papalote (inaugurado el 5 de noviembre de 1993 en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, Ciudad de México) era la de las burbujas de jabón. Algo tan sencillo y deslumbrante. Podías intentar quedar adentro de una burbuja del tamaño de tu cuerpo; también, la visita al interior de una réplica de un árbol permitía identificar el ciclo de la vida entre las múltiples especies de flora y fauna que coexisten en él, o el teclado gigante que podías tocar brincando. En León, Guanajuato, contamos con El Centro de Ciencias Explora que también abrió sus puertas en la década de los 90, específicamente en noviembre de 1994. Ahora permanece cerrado, pero ya está promocionando sus “Cursos de verano 2021” en dos modalidades, presencial y virtual para niños de 4 a 12 años. De los tres: Papalote, Descubre y Explora, es el único que ha nombra sus espacios recordando grandes personajes. El teatro IMAX Leonardo Da Vinci; Auditorio Isaac Asimov; Salones de Actividades Múltiples: Galileo y Lev. S Vigostsky; Cafetería “La manzana de Newton”; Tienda de recuerdos y juegos educativos “El Péndulo”.

María del Carmen Campillo [3] en su texto ¿Cómo formar grandes lectores desde pequeños? Refiriéndose a los pequeños de menos de 2 años señala 6 fases de relación entre la lectura y el objeto libro, que resumo así: 1.-Exploración: el infante chupa, observa, manipula y sacude. 2.- Juguete: cierra, abre, lanza, apila. 3.- Intermediación: el adulto lee y el niño descubre las historias y observa las ilustraciones. 4.- Balbuceo: la niña o el niño narra lo que ve en su incipiente manejo del idioma. 5.- Distinción entre letras y dibujos. 6.- Entonación. Ya ha internalizado el concepto de la lectura y juega contando historias con entonaciones diferentes. Para lograr lo anterior, es importante promover no la lectura sino el placer de leer y ello se puede lograr siguiendo algunas recomendaciones: primero, disfrutar; acompañar a los pequeños respetando el avance paulatino, voluntario, placentero, nunca haciendo preguntas de comprensión al término sino dejar fluir el diálogo incluso en otros momentos, cuidar compartir la lectura en diferentes espacios y circunstancias del día sin prisa, ni regaños. Así, como la lectura, se puede promover la ciencia, esta forma de acercamiento a la comprensión de la realidad con preguntas buscando respuestas basadas en la razón y la experiencia.

Los Museos integrados en el siglo XIX como repositorios de objetos de coleccionistas que después pasaron a ser parte de instituciones permitieron el acceso público a muestras del ingenio humano en sus diferentes expresiones. Hablando de ciencia los hay de muchos tipos, y son ellos, el antecedente directo de los Centros Interactivos mismos que según la pequeña pesquisa realizada ni siquiera existe uno por estado en nuestro querido México. Llama la atención que en Baja California hay 3: Caracol Museo de Ciencias en Ensenada; Museo Sol del Niño en Mexicali y Trompo Museo Interactivo en Tijuana. En otros estados no hay centros interactivos, pero si museos de historia natural, paleontología, de ciencia y tecnología entre otros; es decir, con diferentes denominaciones, acervos y sentidos. En ciudad de México, dos recintos fueron identificados por la gente como los de los dinosaurios, me refiero al Museo del Instituto de Geología de la UNAM ubicado en la Colonia Santa María la Ribera donde el 6 de septiembre de 1906 se inaugura el edificio que albergaría al Instituto Geológico Nacional y que pasara a la UNAM en 1929; después con la construcción de Ciudad Universitaria en 1956 se trasladaría el personal de instituto dejando el recinto sólo para el museo que tiene como pieza central el mamut encontrado cerca de Texcoco en 1926 y cuya datación se ubica entre 5000 a 7000 años; además de albergar fósiles del dinosaurio pico de pato, cráneo de un dinaterio o un armadillo gigante  de hace aproximadamente 50 000 años. O el Museo Nacional de Historia Natural inaugurado el 01 de diciembre de 1913 en el entonces conocido como “Palacio de Cristal” en los terrenos del rancho El Chopo, en la ahora calle Enrique González Martínez de la misma colonia Santa María la Ribera, y que ahora se le conoce como Museo Universitario del Chopo. Ese edificio diseñado por Bruno Möhring para la Exposición Industrial y Comercial de Dusseldorf, en Deutz, Alemania (1902). El acervo relacionado con los restos óseos de diferentes animales se trasladó en 1964 al Museo de Historia Natural.

Dinosaurios en fósiles o réplicas, siguen marcando nuestra experiencia ligada a la ciencia y a la lectura, por mucho que podamos ver y oír a través de los recursos digitales el estar ahí, en estos recintos, ya sea decimonónicos o resultado de políticas neoliberales, nos permite hacernos preguntas y descubrir lo frágil que somos los seres vivos ante los cambios climáticos. Aprendizajes que siempre necesitamos recordar.  




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Maricruz Romero Ugalde. Mujer curiosa y risueña ejerce el oficio de la antropología y su pasión, el cine.  Su sueño de vincular ciencia y arte lo ha puesto en práctica al fundar y coordinar desde 2007 el Lab ETNOAI de la Universidad de Guanajuato. En sus 30 años de haber migrado de la Ciudad de México a la zona antes conocida como el Gran Tunal o la Gran Chichimeca, residió primero en Aguascalientes, luego en Zacatecas y ahora, Guanajuato. En esta sección comparte momentos de aprendizaje resultado de convivir con personas en el país y el extranjero. Datos de contacto: [email protected], Canal you tube ETNOAI UGto.

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[1] https://www.aguascalientes.gob.mx/descubre/

[2] https://ammccyt.mx/

[3] https://papaloteencasa.org/blog/primera-infancia/como-formar-grandes-lectores-desde-pequenios.html