Que habla de las andanzas del caballero en algún lugar de México, de cuyo nombre no quiero acordarme…
Jesús Gibrán Alvarado Torres
Vivir otras vidas no es sólo un juego […], sino una conducta provista con sólidas ganancias evolutivas, capaz de transportar, de una mente a otra, ideas que acentúan la interacción social.
Jorge Volpi
Como individuos en constante movimiento, los humanos necesitamos vivir, recrear o formar parte de un sinfín de acontecimientos o situaciones que despiertan nuestro interés; es menester formar parte en la batalla contra nuestros miedos y vicios, o simplemente regocijarnos y experimentar los sentimientos o sensaciones ajenas al entorno en el que nos desenvolvemos, esta experiencia amerita que nos traslademos al lugar donde se desarrollan los hechos; No es necesario adquirir algún pase de abordaje, salir a la calle, o sufrir las peripecias en el transporte público, sólo un buen libro, una estancia cómoda y, si se desea, una taza de café.
Siguiendo los preceptos que maneja Jorge Volpi en Leer la mente, el papel de la literatura en la civilización es más importante que el que la gente común le hemos dado, no sólo es la necesidad de formar parte y sumergirnos en las historias que se narran en los libros, sino que la ficción ha sido uno de los engranajes que dan vida al motor de nuestra existencia, es el móvil que nos lleva a conocer el mundo que habitamos y nuestro interior, el medio para realizar viajes a cualquier lugar, y convertirnos en nuestro personaje preferido.
Digamos que el viaje es un caballero que posee escudo, adarga y yelmo para proteger al lector en sus andanzas por lo mundos que ofrece la literatura, nosotros, como fieles seguidores de su valentía y conocimientos, estamos a la espera de su enseñanza y experiencia, y deseamos formar parte en alguna de sus aventuras (aquí se ofrece el menú) en tierra, mar, aire, estratósfera y demás imaginerías… que como se dijo en párrafos anteriores, es parte importante de la constitución de la vida humana para reconocernos y moldear nuestra existencia, ésta y otras virtudes forman parte del perenne caudal de la literatura.
Hemos elegido viajar al nuevo mundo, lugar exótico para europeos, tierra colmada de riqueza en el subsuelo y su cultura, entonces, para recorrer algunas de sus zonas es propicio adentrarse en sus historias que han sido llevadas al papel; cada autor retrata su entorno y plasma la realidad social de la época a la que perteneció, si nos referimos al artificio poético y el conocimiento interior habrá que mencionar el Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz; los vicios y la picaresca del Periquillo Sarniento de Lizardi; los acontecimientos revolucionarios en algunos cuentos de Mauricio Magdaleno y la vida de la capital mexicana en Batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.
El recorrido por las callejuelas empedradas de pueblos desolados como Comala; la penumbrosa casa donde habita Aura, o el zafarrancho político de las narraciones de Ibargüengoitia son una muestra de que nuestro caballero (el viaje) es un conocedor del mundo que está a la espera de ser disfrutado por nosotros, lo único que necesitamos es seguirlo en su camino y mientras conocemos cada una de las situaciones y eventualidades que debemos de sortear junto a los personajes (ficciones, como nosotros) de cada uno de los mundos de los que iremos formando parte mientras está en marcha el engranaje que pusimos en marcha y que nos inmiscuyó en esta ficcionaria realidad.
Nuestro cabalgador también se ha encargado de darnos a conocer algunos bosquejos del regocijo y la necesidad de formar parte de “los mundos alternos” que ofrece la literatura, en esta ocasión se han vislumbrado algunos pequeños destellos de los caminos que podemos encontrar en nuestro país, cada uno de estos “mundos” con sus fascinantes particularidades, de esta forma el menú que se nos ofrece es basto y está ahí, al alcance de cualquier persona que quiera revitalizarse y comprender a sí mismo, ser parte de la catarsis (primero) individual y (después) colectiva de una de las necesidades primordiales del ser humano, el goce de la vida (ficción).
Porque todos formamos parte de un mundo que por medio de la ficción se ha encargado de recrearse a sí mismo y de demostrar que el hombre está inmerso en una vida que a su vez es muchas vidas; debemos decir que cada una de éstas puertas que nos adentran en una “realidad” está al alcance, sólo es necesario que nosotros nos atrevamos a ser partícipes de la experiencia que nos proporciona nuestro caballero (el viaje) para conocer cualquier rincón de nuestro país, ya sea en épocas de antaño o contemporáneas, y vista a través de un caleidoscopio que con diferente matiz da a conocer cada uno de los caminos que nos llevan a reconocernos en nuestro lugar de cuyo nombre quiero acordarme, México.