viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

Ciudad y otros relatos, de Édgar Velasco

Jaime Panqueva

Ciudad y otros relatos, de Édgar Velasco

“Hay que empezar a ponerle testosterona a la leche de los niños”, me decía medio en broma, medio en serio un amigo leonés hace unos meses a propósito de algunas conductas de los jóvenes de estos tiempos que nos parecían demasiado amaneradas. Vivimos cambios veloces y muchas veces inesperados, el concepto masculinidad transmuta, y de ello empiezan a dar cuenta múltiples estudios de la academia que buscan definir en qué forma se está reconstruyendo o reescribiendo la pertenencia al sexo masculino en el nuevo milenio. Desde el discurso del feminismo más extremo se condena a escritores como Hemingway, Borges y Cortázar, por sólo mencionar algunos de los más encumbrados. A este último en particular, por acuñar ese término tan vilipendiado como didáctico de “lector hembra”. También, hay que reconocer que ese mismo discurso ha hecho conciencia y permitido una sociedad más igualitaria a la que vivían nuestros padres.

Pero esta recomendación es para los amigos de los cuentos. Ciudad y otros relatos, de Édgar Velasco (Paraíso Perdido, 2015), conjunta historias con un humor ácido, despiadado, que se desarrolla en nuestro ambiente urbano mexicano. Enemigo de los excesos retóricos, emparentado a veces con la brutal narrativa de Fonseca, Velasco, en la sección central del libro, compuesta por cinco relatos (Desde la ventana, Paternidad satisfecha, Yo te lo dije, Cirugía plástica y Control remoto), y enmarcada tipográficamente con unos corchetes, dibuja un aguafuerte entre la sátira y lo absurdo de la masculinidad y sus relaciones con el sexo opuesto. Tal vez el último relato, que da nombre al libro, podría incluirse en esta pentalogía; difícil decirlo porque (no les pasa sólo a los demás) el ejemplar que recibí de regalo tenía varias páginas en blanco que me impiden afirmarlo con total certeza, pero que en el momento de la lectura pusieron a trabajar mi imaginación para rellenar los faltantes. 

Interesante trabajo de Velasco, con un estilo que se soporta sobre su oficio como comunicador, por ende directo, ameno y preciso. A través de su humor podemos vislumbrar entresijos de nuestra mentalidad que se debate entre la tradición y una modernidad algo vacía y trastocada. Sobre si debemos afiliarnos al He for She o continuar devotos a la irredenta misoginia de san Bukovsky, queda a cada a quien la tarea. Me despido recordando que para el tango siempre se necesitan dos. 

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