Es lo Cotidiano

De política y elote

Chema Rosas

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De política y elote


Como todas las tardes de sábado, UNO y OTRO se encuentran sentados bajo la sombra de un árbol a la misma hora en el parque acostumbrado.

UNO– Usted no me creía, pero las cosas están más claras que nunca: el mundo se va a acabar.

OTRO- ¡Pero eso siempre lo hemos sabido! Los científicos dicen que en cosa de veinte mil millones de años el calor del sol hará imposible la vida en el planeta incluso para los microorganismos más resistentes… y finalmente no quedarán ni las piedras.

UNO- Le ruego, amigo mío, que no intente minimizar mis preocupaciones legítimas con datos científicos posiblemente reales pero que no vienen al caso. Sabe usted a lo que me refiero y no se haga el payaso, pues es el payaso el que nos cargará… en sentido figurado, claro está.

OTRO– ¿Se refiere a la situación política y económica del mundo?

UNO- Pues sí. Y lo afirmo con todas sus letras: el mundo se va a la mierda, nos va a cargar el payaso y todo es culpa de la maldita democracia

OTRO- ¿La democracia? Ah, chingao… pero si la democracia es el poder del pueblo… valor que nos protege de la tiranía y un legado de los sabios griegos ¿qué relación tiene con ese payaso estibador y metafórico del que tanto habla?

UNO– Pues no tengo nada contra los griegos y tampoco estoy a favor de la tiranía, pero de un tiempo a acá, cuando los gobiernos ponen a votación temas importantes, parece más bien un concurso de ver quién escupe más alto para arriba.

OTRO- Una vez oriné una vez con el viento en contra, y he de confesar que el resultado no fue lo más digno.

UNO- Va captando el punto, amigo.

OTRO y UNO hicieron una pausa en la conversación para respirar profundamente el aire cargado de los aromas de la tarde. Frente a ellos pasó una familia numerosa y feliz porque tenían elotes en la mano. En la banca de al lado, una niña de ocho años le gritaba micromachista a su papá. Una chica le pidió la hora a un muchacho con cara de acné, quien al girar la muñeca para ver su reloj derramó sobre ella y el piso el contenido del vaso con elote y chile del que pica que tenía en la misma mano.

OTRO- ¿Pero por qué cree que sea?

UNO- Pues porque no cambió de mano el vaso antes de girar la mano.

OTRO- No, no eso… digo que por qué cree que sea que cuando a la gente se le da a elegir sobre un tema importante parecen tomar la decisión autodestructiva.

UNO- A ver… pongamos que a usted le pregunto si quiere que su presidente sea un analfabeto funcional, corrupto como los más, pero con buen cabello ¿qué me diría?

OTRO– Pues que no, por supuesto.

UNO- ¿Y si le diera a elegir entre hacer un pacto de paz para detener una guerra que ha dañado generaciones?

OTRO- Lo sensato sería escoger la paz

UNO- ¿Y si tuviera que escoger entre un millonario misógino, xenófobo, corrupto, violento, intransigente, ex estrella de reality show, que en sus tiempos libres mata cachorros, viola focas bebés y además es color naranja… o tener como presidente a una mujer demagoga y corrupta como cualquier otro político?

OTRO- Honestamente preferiría otra opción, pero si hay que elegir, me iría por la candidata, sin duda.

UNO- Pues bien…  gracias al poder de la mayoría, la gente ha elegido al analfabeto, la guerra y al señor naranja ¿qué conclusión sacarías?

El muchacho que tiró el esquite embarró también a la muchacha que le había pedido la hora. Intentó limpiarla, pero con tal torpeza y nerviosismo que la muchacha lo interpretó como intento de escarceo. Le dio un hábil puntapié en el esófago y se fue corriendo espantada.

OTRO- Una opción es las mayorías son idiotas… la otra es que son malvados.

UNO- Exacto… aunque existe una tercera, que es más bien la combinación de las dos anteriores.

OTRO– ¿Será cosa de ignorancia?

UNO- Buen punto… elabore, por favor

OTRO- Que las personas simplemente no tengan la educación o información adecuada para tomar una decisión sensible y sensata… eso no las hace idiotas ni malvadas.

UNO- Cierto…

OTRO- O ignorancia nuestra… pues, al no estar viviendo su situación y contexto particular carecemos del estado emocional y datos necesarios para juzgar sus elecciones, por más imbéciles que nos parezcan desde acá.

UNO- Debo concederle razón también en esa posibilidad…

El muchacho se levanta del suelo y apenado recoge el vasito vacío donde antes estaba su elote, que ahora forma una plasta deliciosa en el pavimento. Se va con la tristeza del que tuvo amor y lo tiró todo sin querer.

UNO- …como sea, nos va a cargar el payaso y este mundo se está yendo a la mierda. Y es porque las cosas importantes se deciden ad populum.

OTRO- Como dice el dicho “comamos caca, pues millones de moscas lo hacen y no pueden estar equivocadas”

UNO- Culto y acertado su comentario, amigo.

OTRO – Pero usted come caca, y bastante seguido

UNO- ¡Claro! Pero lo hago porque me gusta… y usted también.

OTRO– Es verdad. Pero ¿No se le antoja mejor un elote?

UNO- ¡Pa’ luego es tarde!

Ambos perros dejaron su lugar bajo la sombra del árbol y comieron alegres el elote aún caliente y directo del pavimento. Más tarde persiguieron sus colas y dejaron las preocupaciones políticas para otro día.

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Chema Rosas (Ciudad de México, 1984) es bibliotecario, guionista, columnista, ermitaño y papa-de-sofá, acérrimo de Dr. Who y, por si fuese poco, autoestopista galáctico. Hace poco incursionó también en la comedia.

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