Lo dijo el clásico Lavoe, todo tiene su final, y Esta noche los muertos viajan de prisa, la narración por entregas de Bernardo Monroy, llega la su sexta y última en este Tachas 305, con el Fragmento de la grabación audiovisual reproducida y conservada gracias a la tecnología al vapor de Tannhaüser.

Arqueólogo de lo atendible, Esteban Cisneros deja constancia de Minutemen: ruidajo del bueno.

Las Shakespirianas de José Luis Justes Amador llegan al grado XII con una contundencia de Words, words, words.

Chema Rosas, con el pudor de la erudición precoz, despliega Hipotenusa y occipucio.

No alucina ni sueña; Andrés Baldíos escribe Campos de concentración.

Javier Morales i García continúa desplegando evidencias del cine digno de ser memoriado en Videodrome [XXIX].

La poesía es hoy de Rachel Bluwstein (traducida por Esteban Cisneros) —Sabbath- y Leonardo Biente —La canción de Larry Bird-.

Fernando Cuevas sigue enumerando los libros legibles de 2018 [II], hoy reunidos en Vivos, muertos y feminismo.

La puntual Guía de lectura de Jaime Panqueva cierra este ciclo recomendando  Le faltan años a mi voz y Estancias , de Juan José Araiza Arvizu.

¿Occipuciamos?

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