CUENTO
Corazón de bistec
Néstor Pompeyo Granja J.
¡Amigo, llega usted tarde! No importa, tome asiento. El show está por comenzar. ¿Quiere un vaso de leche? ¡Mesero, otro vaso de leche! Verá usted, lo he citado para… no importa, sólo escuche. Here’s a boogie. Si esto no lo pone a aullar, déjeme decirle que usted no sabe de rocanrol. ¿Vino por donde le dije? El viejo camino de losas amarillas. Esa Dorothy no lo tenía nada claro, ¿eh? Es decir… ¡Kansas! ¡Madita sea! ¿Quién quiere ir a Kansas? ¡La puta Plastic factory! ¡Acá es donde suceden las cosas! Pero beba, beba, ¿otro vaso de leche? Seguro que sí. Aquí nada es más seguro que la leche. Ya sabe, como un pequeño mamífero al amparo de mamá. No me diga que no piensa en su madre, ¿y si subimos el volumen? ¡Eh, ingeniero! ¡E-lec-tri-ci-ty! Ya verá usted qué zig-zag… pero beba, beba que así el choque será menor. Nutrición emocional, que le dicen. La leche materna es el primer vínculo afectivo que simbolizamos. Y créame: para la siguiente canción, necesitará sentirse vinculado. A menos, claro, que no le importe perder la cordura. ¡Es que este cantante está loco! He has grown sooooo ugly. Pero está usted contento, ¿no? Se lo dije: entre el miedo y el placer está siempre esa tensión sexual. ¿A que ahora está excitado? ¡Ja! ¡Lo sabía! Como un pequeño mamífero que se aventura lejos de mamá. Tenga cuidado, niño del otoño. En el bosque hay bestias peligrosas. No, no, no desista. Encamínese. Ya sabe, si se vuelve insoportable, siga el camino de losas amarillas. Cuando vuelva, ya no estará mamá, pero acá siempre habrá leche. Yo aquí lo espero, ¡sure ´nuff´n yes I do! La banda hará una pausa de rigor y yo aprovecharé para ir al baño: tanta leche me ha provocado ganas de mear. ¡A que la segunda parte inicia con un blues! Y claro: habrá ruiditos de pantano y jadeos de criatura rastrera. ¡Abba zaba! ¡Twang, twang, twang… tzzzzzzz bap-du-bap-du-bap-powowowowow! ¿Pero cómo? ¿Aún no se va? ¡Mesero, una petición especial: aquí, mi amigo, quiere conocer al capitán! ¡Ah, y traiga otra ronda de leche! Aguarde unos minutos, amigo, seguro vendrá a saludarnos. ¿Malvado? Jajajajajajajaja… ¡qué va! ¡Si el capitán tiene corazón de bistec!
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Néstor Pompeyo Granja (San Luis Potosí, 1984) es psicólogo de profesión, apicultor y apóstol por convicción. Labora en el ámbito de la educación universitaria y ejerce la psicoterapia. Tímido escribidor y hacedor de canciones. Cree fervientemente en la música, en los adolescentes y, por sobre todas las cosas, en Arthur Rimbaud. Está convencido de que la Tierra es hueca.