martes. 03.12.2024
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GUÍA DE LECTURA

Tú eres eso, de Joseph Campbell

Jaime Panqueva
Tachas 142
Tachas 347
Tú eres eso, de Joseph Campbell

Conocido como uno de los expertos en el estudio de los mitos, Joseph Campbell escribió algunos de los libros más influyentes del siglo XX en este campo como El héroe de las mil caras, basado en el monomito jungiano, y Las máscaras de Dios, un formidable trabajo de religión comparada que le llevó más de diez años compilar. El aporte de Campbell se centra en la reinterpretación de los mitos antiguos, desempolvándolos y demostrando su vigencia e importancia en la psique humana. Su extraordinaria erudición quedó también patente a lo largo de su labor divulgativa a través de conferencias y trabajo académico. Eugene Kennedy, ex-sacerdote católico, prolífico autor sobre temas de religión y amigo personal de Campbell, recopiló diferentes pláticas impartidas en sus últimos años en Thou Art That: Transforming Religious Metaphor, editado en 2001 por la fundación Joseph Campbell. Editorial Atalanta, con una extraordinaria traducción de César Aira, lo editó el año pasado bajo el título Tú eres eso.

Tat tvam asi, o “tú eres eso” en sánscrito, es una frase que condensa la epifanía donde la connotación de la metáfora se revela a su receptor con todo el peso de su mensaje trascendente. Cuando la divinidad o los dioses se conciben como entidades que sobrepasan todo lo que podemos nombrar, lo inefable, el lenguaje metafórico permanece como la única herramienta para acercarnos a lo trascendental, a aquello que nos supera por su magnitud y misterio. La gran crisis de las religiones actuales, según Campbell, se origina en la mala interpretación de sus mitos, al emplear un enfoque denotativo, que asume la literalidad de los hechos, y se niega a abrir su interpretación para llegar a las profundidades connotativas, donde el individuo puede acercar su mente y espíritu a la experiencia de lo divino.

Interpretado de esta manera, el mito consuma sus cuatro funciones básicas: reconciliar la consciencia con las precondiciones de su existencia, es decir, revelar la vida tal como es; presentar una imagen consistente del orden cósmico; validar y sustentar un orden moral específico aplicable a una sociedad en concreto; y, finalmente, apoyar al individuo a través de los distintos estadios y crisis de la vida.

El libro de Campbell no tiene desperdicio. Si su erudición y claridad iluminan, el trabajo del editor permite, por ejemplo, concentrarse en la presentación e interpretación de los principales símbolos de la espiritualidad judeocristiana. Una invitación, tanto a creyentes como agnósticos, para apreciar la religión desde una perspectiva mucho más amplia.

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