POESÍA
Poesía• Cristo migrante • Sergio Inestrosa
Sergio Inestrosa
Llega Cristo cansado, sucio y hambriento a la frontera.
Este Cristo llega de muchas partes,
Y ha tomado la forma de un niño, de una mujer, de un anciano,
De un hombre que ha perdido su trabajo,
De la joven que carga un hijo en sus entrañas,
De familias enteras que huyen de la inseguridad y la violencia
Y de la insultante pobreza de sus países.
Este Cristo, como todos los anteriores, busca alcanzar su sueño.
Abramos bien los ojos,
Pues el Cristo se dispone ya a cruzar la frontera,
A escalar este infame muro.
—“No hay de otra” —dice mientras calcula el esfuerzo que debe hacer.
Lo dice en voz alta, para que todos lo escuchemos,
Aunque pocos lo oirán, pues casi todos tenemos oídos sordos;
Sin embargo, lo imitaremos que para cruzar la frontera, hemos venido de tan lejos,
Empujados por la necesidad y la esperanza.
—“No hay vuelta atrás” —dice.
—“Estamos ya tan cerca de lograr este ansiado sueño” —insiste.
—“Ya después se verá de qué está hecho ese sueño para cada uno de nosotros”
—sentencia con gran autoridad.