LA UG CUSTODIA 500 LIBROS DE SU BIBLIOTECA PERSONAL
Cuando David Huerta mostró su amor por Guanajuato • Velio Ortega
Velio Ortega
Mordemos la sombra
Y en la sombra
aparecen los muertos
como luces y frutos,
como vasos de sangre,
como piedras de abismo,
como ramas y frondas
de dulces vísceras
Fue el poema que David Huerta dedicó a los normalistas de Ayotzinapa. Sí, David, el que el 6 de septiembre de 2019 legara a la universidad de la tierra de su padre un lote de 500 libros de su recolección personal, mismos que fueron entregados en la Biblioteca Armando Olivares (BAO) y que fueron destinados a reposar en la Biblioteca Luis Rius de la División de Ciencias sociales y humanidades de la Universidad de Guanajuato (UG), ubicada en la sede Valenciana. Él también reposa, lejos de Guanajuato, tras 72 años de amorosa vida por la literatura.
Los muertos tienen manos
Empapadas de angustia
y gestos inclinados
en el sudario del viento.
Los muertos llevan consigo
un dolor insaciable.
Estudiantes, el profesorado y las autoridades de la UG recibieron la donación, para gozo de la comunidad y, en especial, para la División de Ciencias Sociales y Humanidades, el Departamento de Letras Hispánicas y el Sistema Bibliotecario de la Institución. El poeta, hijo de poeta, mostró así el aprecio por las personas que aman la lectura en esa tierra donde su padre no iba a San Miguel de Allende por no tener dinero ni para el paisaje. Tierra que también amó a pesar de la enorme distancia y de su turbulenta existencia:
Esto es el país de las fosas,
señoras y señores.
Éste es el país de los aullidos,
éste es el país de los niños en llamas,
éste es el país de las mujeres martirizadas,
éste es el país que ayer apenas existía
y ahora no se sabe dónde quedó.
El poeta dijo que la donación fue significativa porque consideró que parte de su ser estaba en la ciudad de Guanajuato y su universidad, en la que años antes dictó conferencias, dio cursos y comentó y presentó libros.
Estamos perdidos entre bocanadas
de azufre maldito
y fogatas arrasadoras.
Estamos con los ojos abiertos
y los ojos los tenemos llenos
de cristales punzantes.
En la donación había títulos de poesía, novela, cuento, ensayos literarios, políticos y filosóficos. Fue calificado como “no sólo un regalo significativo, sino un regalo poderoso, ya que todos los escritos que se encuentran en cada libro, dan poder al lector”.
Estamos tratando de dar
nuestras manos de vivos
a los muertos y a los desaparecidos,
pero se alejan y nos abandonan
con un gesto de infinita lejanía.
Reiteró su deseo de reafirmar sus lazos afectivos y familiares con Guanajuato. Fueron 500 joyas de letras, escritas en inglés, francés o español, de autores de diversas épocas y geografías.
El pan se quema.
Los rostros se queman arrancados
de la vida y no hay manos
ni hay rostros
ni hay país.
David Huerta acababa de ser ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2019, seguido de la entrega formal de la colección de libros, y había charlado con estudiantes de todo el país que participaron durante esa semana en el XIV Coloquio Nacional "Efraín Huerta" de Estudiantes de Lengua y Literatura. Era un hombre de diálogo más que conferencista.
Solamente hay una vibración
Tupida de lágrimas.
Un largo grito
donde nos hemos confundido
los vivos y los muertos
Al finalizar el acto protocolario, David Huerta ofreció su muy peculiar "conferencia conversada", género mixto en el que expone y escucha, fiel a la que fue su vocación como docente en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, siempre a las generaciones de jóvenes de lectores, escritores y promotores culturales
Quien esto lea debe saber
que fue lanzado al mar de humo
de las ciudades
como una señal del espíritu roto
Quien esto lea debe saber también
que a pesar de todo
los muertos no se han ido
ni los han hecho desaparecer
La solemnidad que Efraín Huerta rompía en vida se dirigió a su heredero David, que escuchó los agradecimientos del Rector General de la Universidad de Guanajuato, Luis Felipe Guerrero Agripino; de la Titular del Programa Editorial Universitario, Elba Margarita Sánchez Rolón; del entonces director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades del Campus Guanajuato, César Federico Macías Cervantes
Que la magia de los muertos
está en el amanecer y en la cuchara,
en el pie y en los maizales,
en los dibujos y en el río.
Demos a esta magia
la plata templada
de la brisa.
David Huerta nació en la Ciudad de México en 1949, hijo del poeta Efraín Huerta (nacido en Silao, en 1914) y de Mireya Bravo. En 2011, el Fondo de Cultura Económica reunió en dos tomos (19 títulos y 1099 páginas) una parte sustancial de su producción poética con el título La mancha en el espejo. Poesía 1972-2011. Este 3 de octubre de 2022 fue al encuentro del Gran Cocodrilo.
Entreguemos a los muertos
a nuestros muertos jóvenes,
el pan del cielo,
la espiga de las aguas,
el esplendor de toda tristeza,
la blancura de nuestra condena,
el olvido del mundo
y la memoria quebrantada
de todos los vivos.
Recibió los más importantes reconocimientos del país: Premio Carlos Pellicer para obra publicada en 1990, Premio Xavier Villaurrutia en 2005, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura en 2015, Premio Excelencia en las letras "José Emilio Pacheco" 2018, y el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Fue periodista cultural y traductor de poemas y libros de John Ashbery, Hilda Doolittle, Robert Lowell, Sir Walter Raleigh, Samuel Daniel, Emily Dickinson, Wallace Stevens, Victor Serge, Bernard Nöel, Joachim du Bellay, Paul Éluard, Jean-Paul de Dadelsen y Torquato Tasso.
Ahora mejor callarse,
Hermanos,
y abrir las manos y la mente
para poder recoger del suelo maldito
los corazones despedazados
de todos los que son
y de todos
los que han sido.
Así cantó su poesía a los jóvenes de Ayotzinapa, tan vigente y universal que también canta a las y los masacrados y desaparecidos de Guanajuato.