1
Nunca es suficiente el tiempo
Para que las palabras se ocupen 
De la vida y de sus sueños. 


2
El silencio profético de los náufragos
Que mueren con los ojos fijos en el cielo,
Sin entender ese destino trágico 
Que les han deparado los dioses nauseabundos.


3
El viento, por todas partes está el viento
De Poniente a Oriente 
El viento hace que gire la tierra
Y no se despeñe en el vacío de la noche. 


4
El breve sepulcro de la noche
Resguarda los restos del sol
Que en su silencio adormece 
Un río de abejas muertas.  


5
Ciego de luz el astro ardiente,
Entre ramas verdes tejidas de palabras, 
Avanza dando tumbos por el peso enorme
De la vida de tantas almas que pasan 
Hambre, frío y penas.


6
Por una esquina oscura 
De una calle en un barrio pobre
Entra la noche 
Susurrando sus pesares.  


7
Los gritos hambrientos de los niños
Desgarran los cielos
Llenos de nubes y vergonzosos silencios. 


8
Ni las olas ni las alas 
Dejan huella permanente en este mundo
De espumas y esperanzas inciertas
Que acarrean las horas 
Que se precipitan en el sepulcro de mármol del tiempo. 


9
Un rastro de sangre
Siguen los famélicos perros
Que han salido corriendo
Tras los restos del vino derramado
Bajo un sol vegetal.
 

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