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Tachas 559 • El Arte tulato • Ricardo Toledo Castellanos

Ricardo Toledo Castellanos

arte de los pueblos indígenas de América
Arte de los pueblos indígenas de América
Tachas 559 • El Arte tulato • Ricardo Toledo Castellanos

En varios museos (de arte, de arqueología, de historia), colecciones particulares y otros espacios de acumulación y exhibición de objetos de interés cultural y artístico de Colombia, Ecuador y, en menor medida, en otros países, hay un conjunto de obras denominado arte tumaco’ (en Colombia), arte La Tolita (en Ecuador), arte tumaco-La Tolita (Jaime Errázuriz) o arte tulato (Andrea Brezzi). En el conjunto conocido como “arte de los pueblos indígenas de América”, los vestigios procedentes de la región arqueológica, la época y el estilo tulato3[1] presentan un conjunto de rasgos típicos y diferentes de los de otros pueblos del continente. 

No se conoce quiénes fueron los hombres que produjeron las obras tulatas. Según el análisis realizado por Andrea Brezzi (2003) de las dataciones de carbono 14 de las piezas correspondientes a la cultura en toda el área de presencia, se evidencia una ocupación ininterrumpida de once siglos, del VI a.C. al V d.C., luego de los cuales toda el área parece haber sido abandonada, hasta ser ocupada de nuevo por pueblos distintos y con un nivel inferior al desarrollo cultural tulato. Por otra parte, la gran mayoría de obras tulatas han sido encontradas por guaqueros que no se han preocupado por comunicar datos del lugar de hallazgo ni de relaciones de conjunto entre piezas, impidiendo de esa manera establecer tipologías, evolución cronológica de estilos y otros análisis de valor arqueológico e histórico. 

No hay un solo testimonio escrito ni hablado de ningún hombre tulato (ni siquiera sabemos cómo se llamaban a sí mismos). Todo lo que se puede saber con certeza de los tulatos es que son los autores de sus vestigios. Esta es una primera e importante condición que produce un sentido paradójico: el sentido que tiene el arte tulato es aquel que tenía para sus autores; pero, cómo pensaban y sentían es algo que debemos encontrar en lo que el arte tulato nos pueda revelar. Para establecer un sentido del arte tulato, los estudiosos (de arqueología, antropología, historia y arte) han realizado comparaciones de parecido y diferencia con los componentes de una serie mayor llamada “arte precolombino” como, por ejemplo, el arte maya, azteca, olmeca, inca, mochica, calima, nariño, etcétera. Los componentes de una serie de sentido como el arte precolombino son términos que expresan series mayores (el arte, la cultura), series menores (el arte muisca, el arte maya, el periodo ylama), objetos singulares (como La Venus del Morro, las líneas de Nazca, el poporo quimbaya), clases de objetos (como joyas, vasijas, estatuillas, templos), cualidades de los objetos (rasgos típicos o anómalos, como color, material, tamaño), cualidades de las cosas representadas (ojos rasgados, rasgos de felino, posición sedente). 

Así, la serie que se busca explicar es vista en el espejo de algo similar que ya ha sido explicado, en la forma de serie de proposiciones (los incas tuvieron una industria metalúrgica más avanzada que los mayas; el dios de los muertos de la mesita B del parque de San Agustín presenta en el rostro el rasgo de mueca olmeca), sustantivos (los calimas, un montículo, la diosa), adjetivos (antropomorfo, dorado, religioso) y verbos (moler, esculpieron, adornaban). Según Gilles Deleuze, la ley de las series es “que nunca son iguales […] una representa el significante, la otra el significado” (1989, p. 38). Esta asimetría recae sobre la posibilidad del sentido, ya que 

[El sentido] nunca está solamente en uno de los dos términos de una dualidad que opone las cosas y las proposiciones, los sustantivos y los verbos, las designaciones y las expresiones, ya que es también la frontera, el filo o la articulación de la diferencia entre los dos, ya que dispone de una impenetrabilidad que le es propia y en la que se refleja, debe desarrollarse en sí mismo en una serie de paradojas, esta vez interiores. (1989, p. 31) 

En este caso, la serie Arte es el correlato (significado) de la serie Arte tulato (significante), de la misma manera que la serie Arte tiene su correlato en la serie hombre (su vida afectiva, su cotidianidad, sus creencias y rituales, sus nociones de belleza y equilibrio, etcétera). Esta forma serial exige, primero que todo, diferenciar lo tulato de lo precolombino en general, en términos de zona geográfica, época histórica y estilo[2].

La delimitación geográfica y cronológica ha sido realizada por los especialistas (arqueólogos, antropólogos, historiadores) con base en las semejanzas de estilo entre las piezas tulatas y las diferencias marcadas con respecto a los estilos de vestigios de otras culturas presentes en la zona en otros momentos. Nos encontramos con un trabajo de series paralelas entre la geografía y la cronología, por un lado, y el estilo por el otro: solo cuentan los datos de lugar y tiempo de las piezas correspondientes al estilo tulato y, al mismo tiempo, solo son dignas de credibilidad (por ejemplo, ante posibles falsificaciones) las piezas que correspondan a cierta cronología y procedencia para establecer los elementos de estilo. 

Los elementos del estilo tulato corresponden a los rasgos comunes (y distintos de los de otros estilos) de un número considerable de piezas dispersas en colecciones (públicas y privadas) y unas pocas halladas in situ, que han permitido la recolección de datos de levantamiento arqueológico. El estilo tulato es una serie compuesta de otras series menores, es decir, de estilos dentro del gran estilo, a propósito de las cuales escribe Jaime Errázuriz: “Llamamos series los grupos de figuras en las cuales se pueden ver graduales cambios estilísticos en rasgos esenciales” (1980, p. 52). Los grupos de figuras se convierten en series estilísticas a los ojos del estudioso que busca sentido en ellas y luego estas series entran en una serie temporal que explica los cambios de una a otra. 

Según Errázuriz, los procesos culturales presentan típicamente un periodo primitivo, uno de pleno desarrollo (de mejoramiento de técnicas) y otro de decadencia, visión serial en la que el sentido de un cambio de estilo se percibe a través de una secuencia temporal que debería comenzar con un periodo primitivo. No obstante, según Errázuriz, en el caso tulato (TumacoLa Tolita, según la denominación de Errázuriz), no se ha encontrado un estilo primitivo, lo que le hace suponer que este se desarrolló en otra parte “y que al llegar aquí, a la costa pacífica, floreció después de unirse con los elementos nuevos existentes en la zona” (1980, p. 50). La secuencia típica de desarrollo se hace insuficiente para el caso tulato. Por esta razón, la serie estilística debe comenzar con los rasgos más ajenos al territorio y terminar en los más afines a sus vecinos territoriales. En cuanto al orden de la serie, Errázuriz escribe: 

Parece muy poco probable que el periodo mesoamericano haya sido el primero, ya que, estilísticamente, encontramos siempre las piezas de tipo oriental [en otras series como Valdivia en Ecuador] y nunca las de tipo mesoamericano al comienzo de todas las series. (1980, pp. 50-51)

El autor establece una secuencia evolutiva de tres estilos en la serie tulata: comienza con un periodo oriental, sigue con un periodo de transición y termina con un periodo mesoamericano. El hecho de que la serie comience con un estilo oriental y termine con uno mesoamericano indica que Errázuriz busca el sentido del cambio de estilo comparando las series temporales tulatas con las series de otras culturas, como la japonesa y la mesoamericana, y deduce de las semejanzas la posibilidad de que los tulatos hayan llegado de oriente, posiblemente de Japón, y paulatinamente hubieran trabado contactos directos con culturas mesoamericanas, como la maya o la teotihuacana. 

Sobre un rasgo en la manera de representación, como el tratamiento de los ojos, dice Errázuriz: “Es indudable que el paso del ojo tratado en forma de línea horizontal, al ojo tratado en forma almendrada, se tiene que haber producido cierto lapso” (1980, p. 52). Según el autor, este cambio de estilo es un argumento a favor de la hipótesis difusionista. El sentido del cambio en el modo de representación fue probablemente un cambio racial en el pueblo tulato, producto del mestizaje, seguido de una adopción de nuevas influencias venidas de otras culturas vecinas (más consolidadas). 

Este es un ejemplo de serialización de sentido: la serie conocida cronología-geografía (significado) determina el sentido de la serie estilo (significante). En este tipo de serialización, se termina buscando que las piezas ocupen casillas vacías en las hipótesis ya formuladas (por ejemplo, difusionismo o evolucionismo, poblamiento del continente por el norte o por el sur). 

Para cita: Toledo Castellanos, Ricardo. Tulato, el sentido y el arte. Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, vol. 7, núm. 1, enero-junio, 2012, pp. 103- 131. Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia 






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Ricardo Toledo Castellanos. Profesor del Departamento de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Artista plástico con énfasis en teoría de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y candidato a Magíster en Filosofía de la Universidad del Rosario. Investigador en los campos de la historia y la teoría del arte, la estética y la publicidad. Autor del libro Saturnino Ramírez el jugador en la penumbra y de diversos artículos y reseñas en publicaciones, revistas y catálogos. [email protected]


 

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[1]    Usaremos en adelante el término tulato, propuesto por Andrea Brezzi en el libro Tulato. Ventana a la prehistoria de América. Según el autor, “Las personas que se han ocupado de esta cultura, incluyendo arqueólogos y antropólogos, han seguido hablando de Tumaco en Colombia y de La Tolita en Ecuador, recordando en cada caso, de manera tangencial, la presencia de manifestaciones parecidas al otro lado de la frontera” (2003, p. 23). El término se refiere a todo el conjunto comprendido en las dos denominaciones. 

[2]    Se conoce como arte tulato la serie de piezas procedentes de la zona litoral pacífica del norte de Ecuador

y el sur de Colombia, a lo largo de 700 km, con una penetración al interior de entre 30 y 80 km. Sus más

importantes centros de concentración de piezas arqueológicas fueron:

-En Ecuador: la provincia de Esmeraldas, en especial la isla de La Tolita (principal centro de excavaciones y

lugar de los más numerosos hallazgos arqueológicos), Jardín del Este.

- En Colombia: Mataje (en la frontera de los dos países); Tumaco, en el departamento de Nariño (Dos

Quebradas, Inguapí, La Magnolia, El Basal y El Morro); el departamento de Cauca (Las Delicias, El

Tamarindo y La Cocotera) y el departamento del Valle (Catanguero, Bocana y Palestina).

En estas regiones, posteriormente ocupadas por pueblos diferentes, los objetos tulatos corresponden a

momentos específicos de tiempo:

- La Propicia y Atacames (en Esmeraldas occidental): 50 d.C. a 310 d.C.

- La Tolita, cuenca de Santiago-Cayapas (en Esmeraldas oriental): 590 a.C. a 490 d.C.

- Mataje (frontera Colombia-Ecuador): 410 a.C. a 10 d.C.

- Tumaco (Nariño): 470 a.C. a 430 d.C.

- Las Delicias, El Tamarindo y La Cocotera (Cauca): 190 a.C. a 110 d.C.

- Catanguero, Bocana y Palestina (Valle del Cauca): 250 a.C. a 100 a.C.

- Jardín del Este (cerca de Quito): 130 a.C. (ver Brezzi, 2003)