EXPERIMENTAL
Tachas 578 • Las Conjunciones • Jeanne Karen
Jeanne Karen

Pienso en el tiempo, en los veinticinco años que han pasado, quizás menos, no lo sé, ¿cómo llevar la cuenta exacta de algo que hemos dado por perdido?
No se han alineado nuestras estrellas, no tengo suerte de la buena, pensaría, si se trata de algo que he soñado por tanto tiempo, pero lo que sé es que mi contraparte, o las contrapartes de la historia no han tenido la suficiente voluntad, y yo tengo miedo.
¿Podemos salir de nuestra casa, de nuestra ciudad con rumbo a lo desconocido, a lo incierto? A veces sí, pero nos aventuramos, somos impulsivos. Lo he sentido, pero me dura un instante, un respiro, en un abrir y cerrar de ojos vuelvo a ser la misma mujer que piensa las cosas una y otra vez hasta el cansancio, hasta el agotamiento de la idea, hasta dibujar en mi cabeza todo lo que puede suceder si al final me arrojo, si me dejo llevar.
En mi mente, casi nunca resulta nada bien, mis pensamientos fluyen hacia las aguas de la catástrofe; pero me reconforta saber que en la literatura no es así, todo pasa, todo sucede, el tiempo es otro, las vidas son otras, las historias, las buenas historias parecen darse con naturalidad, aunque en realidad sabemos que todo depende del talento de los escritores.
Las conjunciones, las líneas en las que se cruzan algunos deseos o anhelos, tardan en darse, en trazarse, en aparecer y por eso, en mi caso, tomo la pluma, abro un archivo de Word o dibujo. Crear me ayuda, me salva, dirige el dolor, la frustración a un buen puerto.
Por más noches que miro el cielo estrellado, no encuentro la respuesta que necesito, no pronuncio el conjuro, la palabra que abre todas las puertas. Para la zozobra tengo a la poesía, versos y versos que sostienen mi paz, mi respiración, como pequeñas estacas luminosas en mi pecho.
Leo a veces el poema La casa de Allende número 5, de mi queridísimo maestro Héctor Carreto, a quien le debo la precisión en la poesía, el asombro y la luz; para recordarlo hoy, comparto un fragmento de su hermoso poema:
Han derribado una casa colonial en el centro del universo, a media cuadra de Tacuba, a media cuadra de Donceles.
Pero esa casa regresa en las noches
para ser habitada:
Aún le agrada oír mis rechinidos
en el caracol de madera,
o a la inversa:
Me obliga a escuchar el diálogo de los fantasmas
en una lengua desconocida.
Para mí, si la suerte no funciona, la fortuna o el billete de lotería marcado, que la poesía lo haga eternamente, que me lleve cuando cierro los ojos y me deje frente a esa casa de grandes ventanales con el crepúsculo entre tanto verdor y ruido, me despoje del aire seco y cortante del desierto, del corazón que casi ha dejado de latir, así, sin metáforas.
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Jeanne Karen (San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).
Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).