EXPERIMENTAL
Tachas 580 • Como en los noventas • Jeanne Karen
Jeanne Karen

Hoy vi, por casualidad, un tik-tok de una chica que decía más o menos así: “parece que no conseguimos pareja porque estamos buscando que nos amen como en los noventas”.
Algo explotó en mi interior. Primero una serie de ideas, luego varias conclusiones, pero sobre todo, las emociones, el hecho de que esa frase me llevara a momentos maravillosos de esa década.
Siempre que hablo con mis amigos de aquella época, hay algo que todavía nos mueve: el amor, la unión, las memorias, la música, la buena literatura.
¿Qué tienen todos esos elementos en común? Siento que la intensidad, la honestidad, el espíritu de despreocupación en el que vivíamos, casi un nihilismo, pero quizá ni siquiera conocíamos la palabra, no conocíamos las grandes palabras, los grandes conceptos, pero ahí estábamos en la escena, formando los nuestros, junto con las brillantes y hermosas historias de nuestras vidas.
Los jóvenes de la Generación X vivimos sin tanto miedo, arrojándonos a los cambios, midiendo de alguna manera las consecuencias y aceptando el resultado, lo que siempre era muy importante para nosotros.
A diferencia de la juventud de ahora, no teníamos el escaparate, los reflectores, el espejo que es internet a través de sus redes sociales. Si hacíamos una tontería solamente se enteraba la gente muy cercana, o nos celebraban o nos condenaban y luego todo quedaba en el olvido, hasta vivir otra aventura.
Nuestras tardes y noches fueron frente al televisor, esperando la hora de Friends, o Los Simpson, yo amaba las dos. Los sábados para mí eran los días de taller literario, seguir estudiando, seguir leyendo libros de lo que realmente amaba, lo que me importaba, esos poemas de Vicente Huidobro o de Octavio Paz; la poesía movía mi vida, era como un mar inmenso que cruzaba todas las barreras de mi mente, para hacerme crecer, para dejarme a veces también en soledad y en la penumbra, pero casi todo el tiempo fue la gran compañera, la que dirigía mi creación.
Recuerdo que los amigos de cuándo en cuándo se enamoraban, pero de verdad, y aquí va una respuesta: para nosotros nunca fue algo a la ligera, no era un estado de whatsApp, no.
Para mi generación el enamorarte era toda intensidad, por eso mismo lo tomábamos muy en serio. Los amigos hacían viajes sin pensarlo y viajaron trece horas por tierra, en viejos autobuses, entre la sierra, bajo las inmensas noches de neblina, recorrieron grandes distancias para ver a sus chicas, sin esperar algo a cambio, solamente con la firme idea, con el deseo de besarlas, de abrazarlas.
Las chicas cambiaron su corte de cabello, lo tiñeron, se hicieron acompañar por alguien más, una amiga cercana, una hermana, para ver al chico que les gustaba, sin esperar tampoco algo a cambio, si acaso una sonrisa.
Todos o casi todos intercambiaron cassettes por pulseras o por cualquier otra cosa, para escuchar la música favorita de la persona que les gustaba. Aprendieron las canciones, aunque sonaran en otra lengua y adoraron a Nirvana, 4 Non Blondes, Blind Melon, Red Hot Chilli Peppers, The Smashing Pumpkins.
Cuando surgía ese amor, no era algo que podía terminar, no se cerraba del todo. Les puedo decir que permanece, a veces en forma de amor de pareja, de amigos, de familia, de compañeros, pero continúa nuestra historia.
De alguna manera seguimos sintiendo lo mismo por las mismas personas, por ese viejo círculo de amigos de la universidad o de la prepa, por el chico que nos gustó desde quinto semestre, pero al que no pudimos decirle nada, aunque en el fondo lo sabía, y dedicamos canciones, escribimos cartas. Otros escribieron libros de poesía, cuentos, novelas.
El amor de los noventas no se acaba. Permanece en nosotros ese amor sin miedo, sin etiquetas, sin banderas; un amor con convicción, y tan arrojado como conducir por horas y horas sobre una carretera desconocida sólo para ponerle a tu chica la canción que dice exactamente todo lo que sientes.
También vivimos el amor no correspondido, pero lo guardamos, lo convertimos en amistades, en simpatía, en compañerismo, en presencia.
Amar como en los noventas también ha sido transformación. Es recordar que crecimos juntos y que somos una generación de cómplices, creadores, al final, los locos que persiguieron sus sueños.
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Jeanne Karen (San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).
Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).