domingo. 20.04.2025
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ENSAYO

Tachas 618 • ¿Pedagogía del Cuidado o Pedagogía de los cuidados? • Guillermo Aguado de la Obra

Guillermo Aguado de la Obra

Pedagogía de los cuidados
Pedagogía de los cuidados
Tachas 618 • ¿Pedagogía del Cuidado o Pedagogía de los cuidados? • Guillermo Aguado de la Obra

Con esta obra coral intentamos aportar, desde distintas voces y enfoques, algunos elementos que nos permitan ir articulando una posible Pedagogía de los cuidados como una propuesta viable alternativa a la mirada dominante en los sistemas educativos vigentes en la mayoría de los países. Estos suelen orientarse a la capacitación de la ciudadanía para su incorporación en el mercado de trabajo y para aumentar la productividad y el rendimiento. En cambio, una Educación que ponga en el centro el cuidado de las personas y de la Naturaleza, desplazando el lugar preferente que ocupan los mercados, se orientará a la sostenibilidad de la vida y al avance de la humanidad y de la justicia social. Los modelos educativos imperantes se han demostrado incapaces de dar respuesta a los grandes retos de la humanidad en estos momentos, entre los que destacan la sostenibilidad del medioambiente y el cumplimiento de los derechos humanos para todas las personas en todos los lugares del mundo. Tenemos el convencimiento de que la construcción de este nuevo enfoque educativo tiene que ser colectiva, incorporando la diversidad de perspectivas que en la actualidad contribuyen a la justicia y la igualdad. La nuestra quiere ser una contribución que sume desde el enfoque de la ciudadanía global, por lo que aunamos miradas a ambos lados del Atlántico, y con un marcado enfoque de género. También somos conscientes de que no somos las primeras personas en hablar de Pedagogía de los cuidados, en estos u otros términos. En concreto, queremos reconocer aquí el camino iniciado por Nells Noddings, feminista norteamericana y filósofa de la educación, pionera en lo relativo a la ética del cuidado en el ámbito de la educación; y en castellano, la obra de Victoria Vázquez Verdera. Queremos sumar nuestras reflexiones, debates y propuestas a este cambio de paradigma que supone priorizar los cuidados en todos los órdenes de la sociedad: la ética, la economía, la política, la sociología… y por supuesto, también la educación. 

El primer debate que se nos abre es sobre la denominación y si no sería más correcto hablar de una Pedagogía del Cuidado, así con mayúsculas, como gran principio ético. Puesto que la Educación persigue, entre otros fines, el de avanzar y transmitir a las generaciones próximas los grandes valores, igual que hablamos de una Educación para la Paz, para la Interculturalidad, para la Felicidad, para la Ternura o para la Justicia Social, tendría mucho sentido hablar de una Pedagogía del Cuidado. 

Si atendemos a los elementos pedagógicos que podemos vincular al término Cuidado, Leonardo Boff (2012) distingue cinco sentidos que puede tener y que, aunque íntimamente relacionados, aportan matices diferentes: 

  • El cuidado como actitud de relación amorosa, suave, amigable, armoniosa y protectora de la realidad personal, social y ambiental. 
  • El cuidado como todo tipo de preocupación, inquietud, desasosiego, molestia, estrés, temor e incluso miedo que pueda alcanzar a personas o realidades con las cuales estamos involucradas afectivamente, y que por eso mismo nos son preciosas. 
  • El cuidado como vivencia de la relación entre la necesidad de ser cuidado y la voluntad y la predisposición a cuidar, creando un conjunto de apoyos y protecciones (el holding inglés) que hace posible esta relación indisociable a nivel personal, social y con todos los seres vivientes. 
  • El cuidado-precaución y el cuidado-prevención que configuran aquellas actitudes y comportamientos que deben ser evitados por sus consecuencias dañinas, unas previsibles (prevención) y otras imprevisibles por falta de seguridad en los datos científicos y por lo impredecible de los efectos al sistema-vida y al sistema-Tierra (precaución). 

Son claras las consecuencias políticas que se derivan de estas cinco concepciones del término Cuidado y el propio Boff señala algunas al indicar que igual que es importante cuidar en el sentido de tratar de sanar heridas pasadas y de impedir futuras, proteger con amor las especies amenazadas y responsabilizarnos por la conservación de los ecosistemas y la vitalidad de la Madre Tierra: reforestando, combatiendo la erosión de los suelos e impidiendo que los productos químicos tóxicos alcancen los acuíferos y reduzcan la biodiversidad; es igualmente importante cuidar en el sentido de preocuparnos por el desinterés de los poderes públicos y por el tipo de crecimiento que extenúa los recursos escasos, tolera la deforestación para beneficiar el agronegocio y la industria agropecuaria, permite la producción de alimentos genéticamente modificados, es permisivo con el uso excesivo de pesticidas y no practica el principio de precaución con respecto a los daños a las personas y al ambiente. 

A pesar de que estas y otras muchas consecuencias políticas se derivan de incorporar el Cuidado como valor prioritario, lo cierto es que frecuentemente la mirada política se debilitafrente al aspecto amoroso, la actitud suave, amigable y protectora de la realidad, tanto personal como social y ambiental, que nos viene a la cabeza al oír la palabra Cuidado. Incluso cuando nos referimos a tener cuidado como una preocupación, inquietud o temor, suele hacerse de forma individual olvidando o perdiendo así la dimensión política y por tanto la capacidad transformadora que tiene el paradigma del Cuidado. 

Es por eso que hemos optado por hablar de una “Pedagogía de los cuidados”, así en plural y con minúsculas, priorizando las acciones de cuidados, que son todas aquellas actividades orientadas al mantenimiento de la vida, a la sostenibilidad social. Entre otras, estas son: gestar, parir, criar, alimentar, cocinar, lavar, coser, sanar, conseguir agua, enseñar a caminar, atender, escuchar, gestionar el presupuesto del hogar, consolar, enseñar, asistir a personas enfermas o dependientes, acompañar en la muerte, etc. Si ponemos el foco en estas acciones concretas en lugar de en el valor supremo del Cuidado, lo primero que constatamos es que estas tareas han sido históricamente realizadas por las mujeres en el marco de las relaciones familiares. A continuación, comprobamos que están invisibilizadas y mucho menos valoradas que las acciones productivas que, según la división sexual del trabajo, han recaído tradicionalmente sobre los hombres. De este modo, hacer una Pedagogía de los cuidados es construir un modelo coeducativo que cuestiona el modelo de desarrollo dominante y opta por uno radicalmente diferente que da prioridad a la equidad de género. 

Nuestro modelo de desarrollo económico capitalista se caracteriza por la centralidad que otorga a los mercados. En torno a ellos organizamos nuestra sociedad y nuestras actividades: horarios, rutinas, hábitos alimentarios, estudios, ocio… todo se orienta al crecimiento y a la acumulación del capital. Pero lo cierto es que, como si de un Iceberg se tratase, la actividad productiva orientada a los mercados es solo la parte visible que se sostiene gracias a la gran parte invisible que son los trabajos de cuidados. Estos cuidados nos permiten incorporarnos al puesto de trabajo en condiciones de producir. La producción visible es posible gracias a los aportes de la Naturaleza, también invisibilizados y que hacen que, olvidando nuestra ecodependencia, y llamamos producir a lo que realmente es transformar los recursos naturales. 

Hemos visto cómo este modelo prima la actividad tradicionalmente masculina invisibilizando los cuidados. Es, por tanto, un patriarcado, que en palabras de Marcela Lagarde “es un orden social genérico de poder, basado en un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre. Este orden asegura la supremacía de los hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de las mujeres y de lo femenino. Es asimismo un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación entre las mujeres. Siendo este orden la manifestación e institucionalización del dominio de los hombres adultos, sobre mujeres, niñas y niños en el seno de la institución familiar y la pareja heterosexual, podemos afirmar que se apoya en la heterosexualidad normativa (como norma y medida de normalidad), por lo que se conoce también como heteropatriarcado”. 

Todo ello nos lleva a optar por denominar nuestra propuesta como Pedagogía de los cuidados. Queremos que sea un aporte al camino ya iniciado por otras denominaciones como las de “Pedagogía del Cuidado” o “Educación para el Cuidado”. En nuestro aporte destacamos la mirada feminista que se suma a la ambientalista y que se nutre de fuentes como el ecofeminismo, el ambientalismo, la economía feminista, la interculturalidad, el enfoque basado en derechos humanos, la ética del cuidado… En definitiva, una mirada que desmonta el heteropatriarcado poniendo la vida en el centro de las decisiones personales y sociales. Pone las acciones que permiten la sostenibilidad de la vida (los cuidados) por encima del mercado y la acumulación de capital.   

Texto de libre uso. Aparece en el libro Pedagogía de los cuidados. Varios Autores. Guillermo Aguado de la Obra. Fundación InteRed. 2018. El libro completo, aquí.


 

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Guillermo Aguado de la Obra. Educador del País Vasco.