Tachas 618 • Con mi piel de mar, de Adriana Aguilera • Flor de María Gamboa Solís
Flor de María Gamboa Solís

No tengo más remedio que agradecer la invitación de Adriana a presentar su, ya lo verán, estremecedorlibro, por la dicha que me provoca salirme de mis casillas, extraviarme, enloquecer un rato, y sobre todohacerlo aquí en Guanajuato, donde hasta el mejor gps sale raspado. Bajar la cortina del protocolo académico por un momento es una delicia. Fuera el cartón de la introducción, desarrollo y conclusiones, muerte de los apegos feroces a la APA, aún en un acontecimiento solemne como este, no puede no saber a glorioso e travío. Bienvenida la asociación libre, recio con las frases incompletas, los puntossuspensivos en las orillas del aliento y en otras donde eran inesperados, los guiones entrecortados, la iterancia de la diferancia, el infinito diferimiento del sentido y del tiempo porque sin estos huéspedes ala vez que asistentes, la inmersión en la piel de mar con la que Adriana escribe su libro, se vuelve prácticamente imposible. Hasta cierto punto y en ciertos fragmentos intransmisible por medio de la vozen alto, hay que ir a la letra y a su soporte que es la hoja en blanco. Para muestra bastan las semillas de un girasol. "Alarma en el espacio zaíno", con el que Adriana apertura su texto, hasta antes de la coma que anticipa el final, es re-citable, citarse una y otra vez con labios entreabiertos en voz audible, y recitarse hasta la declamación con el apoyo de gestos y ademanes poco o nada profesionales. Después de esacoma, imposible, su final debe sujetarse al margen del sonido, entre las manos y con las pupilas bien abiertas para no perder en absoluto el insuflo de su poder estético. La última pequeñita palabra sacude al espíritu únicamente por los espacios entre cada una de sus letras, inexpresables con sonido. Algo semejante sucede con el poema que le precede "360*Alegoría". El asterisco se percibe distinto ahora quelo menciono que cuando se enfrenta a la mirada. Por si la presencia de esos signos fuera poco escándalo, palabras diseccionadas nos reciben desafiantes. Con el bisturí de la paciencia parentéticaque expresa movimiento y límite a la vez, Adriana se congratula con grafías intrusas pero documentadas que ponen de cabeza sentidos que la racionalidad se rehúsa a admitir porque conllevan contradicción, a pesar de que desea sostenerla. Los paréntesis hieren las palabras pero al mismo tiempo las cicatrizan,dejando al descubierto los hilos dorados de los nuevos significados que sus fracturas introducen para embellecerlas y hacerlas brillar. Así fracturadas brillan en su impertinencia y descaro. Esto nos recuerda el arte japonés conocido como kintsugi, del que Adriana sin duda alguna sabe todo.
Estoy intentando re-presentar la estructura del estilo poético de Adriana en este libro pero de la cualseguramente quienes de entre las personas aquí presentes escriben poesía, sabrán mejor que yo que solo lo hago desde la fugacidad de un punto infinitamente pequeño y con el rango de libertad que mi práctica como psicoanalista ha entrenado mi escucha/lectura de las formaciones poéticas del inconsciente.
Cuando escribí el prólogo, honrada por la demanda de amor y la confianza de Adriana, y en un rotundo sídado como respuesta, no cruzó por mi mente detenerme a considerar elaborar algo acerca de dos de missignificantes preferidos: 'piel' y 'mar'. Hubiera parecido obvio que si eran tan de mi agrado tuvieran su espacio en las líneas iniciales o bien en las de remate. Quizá me cohibí o ellos estaban cohibidos, o me intimidó la tarea. No había antes nunca prologado un poemario y menos de alguien tan cercana. Es unaenorme responsabilidad. ¿y si no le gusta? ¿y si me gana la verborrea academicista? ¿y si no logro extraer laautenticidad del cuerpo sintiente de sus letras para dejarlo correr entre las mías? iVaya cuánta neurosis!
Afortunadamente ya pasó, y lo que pasó está publicado, ya no me pertenece como tampoco las reacciones o impresiones de quienes lo leerán. Lo bueno de un libro de poemas es que te recibe con gusto en cualquiera de sus páginas y cuyo prólogo puede incluso ser un estorbo. Con mi piel de martiene dos partes: La primera "Cuando zarpa el horizonte" con 38 poemas, y la segunda "Los sentidos de lassombras", con 6. No tengo idea de la razón de ese desequilibrio, aunque carece de relevancia siquiera considerarlo, ¿o no?. Las lectoras y lectores tienen un total de 44 opciones para iniciar la lectura. Y estoysegura que el poema que sea que elijan primero, les atrapará de tal forma que querrán viajar al otro, y al otro, sin parar hasta llegar a la estación final, ojalá se hagan acompañar de cualquiera de sus bebidaspreferidas para hidratarse porque recuerden que el mar es salado y la piel el órgano mas grande del cuerpo. Y no todas tenemos la condición física de la portentosa sirena Adriana.
Volviendo a lo mío, no les dejaré en suspenso sobre lo que me atrae de 'piel' y 'mar'. De piel, su frágil función. Delimita la singularidad material de cada quien pero también construye puentes de contacto con las otras y los otros. Es la superficie horadada cuyo gobierno total nos ha sido arrebatado. ¿A quién le abrimos nuestros oficios empielados? ¿a quién se los cerramos? ¿qué contactos en la piel nos agradan y cuáles no? ¿de parte de quién recibimos con ansiedad y crispación electrizante una caricia en la mano o en la mejilla o en la espalda?
Adriana me conminó a seguir sosteniendo estas preguntas cuando en "Telepatía" le otorga a piel la fuerza de una idea que se anticipa a la carne real, no hace falta realmente acariciar a alguien en la fragua delplacer para sentirlo, con tanto solo pensar en esa piel que se desea el péndulo erótico inicia su movimiento.
Y de Mar, mi hija, Mariana, se rebautizó como Mar a partir de su proyecto de café, Café Mar, pero no soloeso, mar se fue configurando en una cosmología profunda de la amistad con Adriana porque tomó mi manopara sostener mi miedo mientras irrumpimos en la costa del Mar de Cortés, hace unos ayeres cuando meparecía tan pero tan atrevido de su parte nadar aguas abiertas. Ven, entra, yo te doy la mano... me dio lamano y muchas cosas más que hoy nos tienen aquí sentadas, entrelazadas, entreletradas, contagiadas porlas plenitudes inalcanzables, por las posibilidades de las imposibilidades, por las ternuras de unaltruismo confabulado desde las raíces más resistentes de la generosidad de Adriana en cuya historia ydestino he tenido la enorme fortuna de encontrar un lugar para ser y estar.
Para muestra, uno de los poemas que forman parte del libro:
Soliloquio
Escribo para decirte nada mis intentos apuntan
a no sucumbir ante la falta de sentido.
Callo y la marea de letras inunda mis lindes topan
se acomodan y
se retraen
El aliento las acomoda
las (im) pulsa alineadas
emergen
Adentro calma, afuera caos
como las olas del mar, van, vienen chocan con el Otro
y retoman a mí.
Sin sentido es el rumbo de mis letras un sufijo de más, uno de menos hablo sin cesura
¿Dónde pongo las comas de aliento
para no sucumbir?
Este texto fue leído por su autora en la presentación del libro
Con mi piel de mar, de Adriana Aguilera, el 05 de abril del 2025