lunes. 16.06.2025
El Tiempo
Jaime Panqueva
10:16
31/03/25

De promesas y anexiones

“…cuando las aspiraciones expansionistas de un hombre fuerte no reciben respuesta. Empiezan por un plato, luego quieren toda la vajilla…”

Manifestación en Groenlandia con rótulos 'Yankee go home'
Manifestación en Groenlandia con rótulos 'Yankee go home'
De promesas y anexiones

A orillas del río Sarre se levanta el imponente teatro estatal. El diseño original pertenece a uno de los arquitectos favoritos de Hitler, Paul Baumgarten. Evoco aquel verano en que asistí a una representación de El barbero de Sevilla cantada en alemán; durante el intermedio nos contaron que se había construido en cumplimiento de una promesa del Führer, quien, el día de la anexión, 1 de mayo de 1935, lo ofreció para reconocer la lealtad del pueblo a su proyecto de país.

Como parte de la compensaciones que impuso el Tratado de Versalles, el territorio del Sarre había sido separado de Alemania y administrado por la Liga de la Naciones, aunque de facto era explotado por Francia. El compromiso de un referéndum tras 15 años de esa situación lo hicieron valer los nativos, en su casi totalidad germanoparlantes: más del 90% optó por reincorporarse al III Reich y convertirse en el primer trofeo de su maquinaria expansionista. Antes de invadir Polonia y desatar la Segunda Guerra, éste integró sin combatir a Renania, Austria, los Sudetes, Bohemia, Moravia y el Memel. Espacio vital lo llamaban para justificarlo.

La construcción, a cargo de Joseph Goebbels, tomó tres años y se inauguró con toda la pompa ante el Führer mismo, el 9 de octubre de 1938. Por supuesto, se interpretó Wagner, El holandés errante. A pesar de las incursiones de la aviación y artillería aliadas, saqueos y hasta inundaciones, el teatro siguió en pie. A la fecha, tras varias restauraciones y remodelaciones, ha mantenido una programación anual envidiable.

Pasarán los tiempos y contra todo lo que pueda decirse, un teatro me sigue pareciendo un gran regalo, que justo viene a mi memoria por estos días ante las aspiraciones anexionistas de nuestro vecino del norte respecto a varios territorios geoestratégicos. ¿Qué prometen Trump y su camarilla? Algo mucho menos edificante: seguridad. ¿Frente a quiénes? Seguramente es lo que se preguntan, por ejemplo, los groenlandeses. La oferta parece emanada de un extorsionador. De alguien que quiere cobrar por brindarte tranquilidad, cuando ya la tienes. Entonces, te das cuenta de que tienes que cuidarte de quien hace la oferta…

El discurso del vicepresidente JD Vance en el enclave militar de Pituffik, en Groenlandia, rodeado de personal militar en uniforme, más que una invitación parece la amenaza de un gángster. Dinamarca, que ha rechazado a lo largo de más dos siglos ofertas monetarias muy jugosas del Tío Sam por su isla, prevé desde hace décadas la vocación independentista de sus súbditos. Éstos últimos, en lugar de exigir la emancipación de un reino que provee la cuarta parte de su PIB, han vuelto a enarbolar los mismos carteles que muchos recordamos haber visto en América Latina: Yankee go home.

¿Gobernantes tan zafios y vacíos creen que el 90% de la población de Groenlandia, que habla kalaallit y danés, están interesados realmente en convertirse en un estado como Alaska, es decir, una ficha más en su juego geopolítico? Esa misma hibris que los ciega y empuja a la expansión territorial a toda costa, impone objetivos de conquista inadmisibles: Groenlandia, el canal de Panamá y la totalidad de Canadá. Esto último hasta parece una broma de pésimo gusto.

La amenaza de Putin, si sale airoso en Ucrania, puede parecer poca si los estadounidenses logran expandirse de esta manera. ¿Dónde quedaron los controles al Ejecutivo dentro de USA? ¿Queda algo de las Naciones Unidas?

Pensé que no estaba de más recordar lo que pasa cuando las aspiraciones expansionistas de un hombre fuerte no reciben respuesta. Empiezan por un plato, luego quieren toda la vajilla. 

Comentarios a mi correo electrónico: [email protected]