viernes. 06.06.2025
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DUERMO SOLA

“Sheng nu” o “tengo 26 y sobro”

Giselle Ruiz

“Sheng nu” o “tengo 26 y sobro”

Cuando tenía 9 años pensaba que la felicidad total llegaba justo al cumplir los 25. En mi caso, tendría un coche, una casa hermosa llena de vitrales y blancas paredes, el marido perfecto en medio de mucha luz a inicios de verano.

Llegué a mis 26 dándome de topes contra las paredes de la casa de mis padres, el costo altísimo de un coche sacado de agencia, estudios de licenciatura bajo los cuales nunca he laborado y plantada en la realidad de que el marido perfecto no se ha materializado y yo misma no soy el prospecto de esposa perfecta.

No obstante, mi estatus de soltera no ha representado mayor incomodidad para mí que los comentarios o preguntas molestas de familiares, amigos y amigos de mis familiares, ya saben, el tipo de gente molesta que justifica su mortal rutina (e infelicidad) en las tradiciones e ideas impuestas de generación en generación.

He sabido lidiar con el asunto; mi vida hasta el momento gira cada que pasa un coche a gran velocidad por el carril de baja. Al igual que la vida de muchos de mi generación, todo transcurre en orden, no me afecta, no nos afecta, estamos centrados en otro plano de la realidad.

Pero, ¿qué sucedería si la soltería arriba de los 25 fuera un insulto familiar y una causa indomable de rechazo social?

Supe del Sheng nu por una nota del portal SinEmbargo. Esta nota acompañada de un video me dio para los divagues, como siempre, nocturnos.

Sheng nu es un término utilizado por la All-China Women’s Federation para etiquetar de forma ofensiva a las mujeres entre los 25 y los 30 años (o mayores, si aún no las mata la presión)  que todavía no están casadas.

¡Sí! Leyeron bien. Sheng nu se traduce como “mujer sobrante” y justifican en su país de origen la atribución, debido al desequilibrio poblacional causado por los abortos de sexo selectivo o por su política del hijo único. Se dice que el concepto existe para ejercer presión en las mujeres, llevarlas a casarse antes de terminar sus estudios, y de esta forma conseguir que mujeres medianamente preparadas y en teoría biológicamente listas y aptas, tengan descendencia. Además de que, debido al desbalance de género, China no puede permitir mujeres solteras cuando hay mayoría de hombres.

A toda esta cantidad de patrañas respondo: ¿Realmente es necesario que el mayor número de mujeres estén casadas en un país con una economía enrarecida y con una calidad de vida deplorable? ¿No contar con una carrera profesional terminada parece justo para los padres, los esposos, los empleadores, incluso los inexistentes hijos de las mismas? ¿Desde cuándo las mujeres son correctoras del crecimiento demográfico y la equidad en número, mas no en oportunidades? ¿Alguien ha pensado en la voluntad de estas chicas?

Pareciera que este es un caso ajeno a nuestro país, estados y círculo social. Una parte de mídice que no es así. He sido testigo de bodas realizadas por temor a la crítica, a la soledad, a vivir con los padres por mucho tiempo, o para evitar la eterna discusión de que vivir de manera independiente es peligroso y triste.

¿Dónde ha quedado nuestra capacidad de decidir? Créanme, mi nivel de rabia en este momento es incontenible. No me defiendo a mí, ni a mis amigas o a las chicas que tienen otras prioridades en la cabeza. Defiendo la libertad de cada una, la capacidad que tienen para decir “no sobro”, para decir: “¿Qué hay de los hombres sobrantes?” Tengo 26 y nunca me había sentido más productiva.

Puede ser que yo sobre para el sistema, mas no para mí.

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