Es lo Cotidiano

Brodsky, el parásito

Andrés Baldíos

Brodsky, el parásito

Por ahí del 1963. Autoridades Soviéticas. Escena en fragmentos. Sin motivo mayor al de simplemente ir en contra de las buenas corrientes. Frida Vigdorova, te damos las gracias. La habitación del juicio es sumamente arbitraria: no hay nada más arriba del juez (el techo no cuenta), pero todo se desmonta a los pies de Joseph. Pensar que en ese instante desperdiciado por la culpa de otros pudo haber escrito un poco más.

JUEZ (con engreimiento): ¿De qué trata su profesión, en general?

JOSEPH (pasivo): Pues. Soy poeta. Hasta donde sé, soy poeta. Y traductor literario.

JUEZ (como enalteciendo su oficialidad): ¿Quién lo ha reconocido como poeta? ¿Quién lo tituló como poeta si ni siquiera terminó la preparatoria?

JOSEPH (confuso): Bueno… nadie. ¿Quién me tituló como un hombre en la humanidad?

JUEZ (con gestos malevolentes): ¿Estudió esto?

JOSEPH (confuso): ¿Qué?

JUEZ (meneando las manos, como quitándose una incierta suciedad de encima, como si tuviese asco de decir lo siguiente): Poesía. El ser poeta. ¿Dónde lo enseñan?

JOSEPH (tan seguro como un poeta): Hasta donde tengo entendido… en ninguna escuela oficial de la tierra.

JUEZ (con desaforada confusión): ¿Entonces cómo?

JOSEPH (tan seguro como un poeta):

El resto lo conoce mucha gente. Ahora Joseph se encuentra en la prosperidad inconcebible, más allá de donde merecen los espíritus libres.

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Andrés Baldíos
es escritor. Los primeros peldaños son peligrosos, su hasta ahora primer libro de cuentos, fue editado en 2012 por San Roque.

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