Ni Ripstein [o Dosssier 2003: extracto de un guion inconcluso]
Leonardo Biente
INT. NOCHE. UNA HABITACIÓN
Un hombre vestido de negro busca algo dentro de una casa. La iluminación es escasa y su cara queda siempre escondida entre sombras.
El hombre abre cajón tras cajón de un tocador, revolviendo lo que está guardado en ellos. Se detiene en uno y después de un segundo de duda, lo cierra y abre otro. Pareciera que busca algo en específico. En este cajón se encuentra unas joyas, coge algunas, las guarda en su bolsillo. Cierra el cajón. A pesar de que parece desesperado, no tira nada al suelo ni azota ningún cajón.
Ahora el hombre abre un armario. Hay mucha ropa colgada. La hace a un lado y revisa la pared. Encuentra la caja fuerte. Trata de abrirla. Hace un intento, dos. Cortes rápidos a otros ángulos de la misma habitación: dos sillones individuales, una cama grande, las cortinas cerradas, la tenue luz que llega de una lámpara sobre la mesita de noche.
Volvemos al ladrón. Hace un gran esfuerzo para abrir la caja fuerte. Lo logra.
De la derecha de la pantalla, a espaldas del ladrón, una mano entra a encuadre sosteniendo una pistola. El ladrón se da vuelta lentamente y se sorprende al ver la pistola. La toma se abre y vemos a otro hombre, muy bien vestido, empuñando el arma, apuntándole con mucha decisión al ladrón.
HOMBRE. - Siéntate. (Le señala con la mano libre uno de los sillones individuales. El ladrón le obedece, asustado e intimidado por el arma. Su cara sigue sumida en la penumbra). ¿Buscas algo? ¿Puedo ayudarte?
El ladrón no acierta a hacer nada. Se tienta el bolsillo con una mano.
HOMBRE. - ¿Qué traes ahí? (Señala con la cabeza el bolsillo del ladrón).
El ladrón niega, también con la cabeza, y aparta la mano. Las pone sobre los descansabrazos del sillón. El hombre se sienta en el otro sillón individual, que está justo frente al otro, sin dejar de apuntarle con la pistola.
HOMBRE. - Soy un hombre de negocios, he ganado todo honradamente. (Reposa la pistola sobre el descansabrazos, pero no deja de apuntarle). ¿Tienes hambre? (Pausa. El ladrón no responde). Yo sé lo que es eso. Tener hambre.
El teléfono comienza a sonar. El ladrón pretende levantarse, pero el hombre le apunta agresivamente con la pistola y el otro se queda inmóvil.
HOMBRE. - ¿Cómo entraste?
LADRÓN. – (Después de titubear un poco). Por la ventana de la cocina.
HOMBRE. - Un gran trabajo. Ni siquiera dejaste manchas de lodo de los zapatos en la cocina. ¿No tomaste nada? ¿Un bocadillo? ¿Quieres uno ahora? ¿Te ofrezco una taza de café?
LADRÓN. - Si fuera usted tan amable.
HOMBRE. – (Casi gritando). ¿Café?
LADRÓN. - Si no es mucha molestia.
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Leonardo Biente es escritor y poeta. También es empleado de día.