Es lo Cotidiano

Poemas

Daniel Bencomo

HEXÁGONO PIEL

Encuentras el deseo de los corceles del deseo de lo lebrel o decibel en el deseo


en fuga del destello de una arcadia de remixes:


un hogar de junkies al entrar a un rododendro


y todo está alineado
en el hexágono piel
de su veneno:


raspa tu encía contra un hisopo de cielo,
cuando un relincho amplía esta crin, crujen fosfenos,
como suena un gemido entre dos fotogramas.

 

100% ARÁBICA


Como una estalagmita de acero, el brillo sativa deshebra la luz:
rompe el fuego el tránsito del agua, yegua, agua tranco
hacia el martín pescador: el negro vaporiza en una flecha mongol
y es el destello un anzuelo con calacas de jade
en el Gobi ambarino del pensamiento, en el cuerpo que falla en su definición
política: la cobra que en el bong se refleja / la fiesta holograma de un semidios
que cobra por entrar el todo en todo, el amargo movedizo
en el filo del cielo de un naranja seppuku / se corta el paladar como un tenzón.


TALLOS DE NAVAJO

Sobre la tarde una quimera
altera el curso de las cosas
cuestiona al cielo su potencia núbil,
su baja densidad fata morgana.

La falla es mínima y porosa,
talladura del velo sobre un nuevo velo
uno en apariencia soberano
pero
empecinado en el revés del agua
que ha querido mover-
se
virar
al jade zen del continuo.

Cada percepción es un tallo de navajo
creciente como vieja señal de humo.

Algo se ilumina.
Flying saucers no,
saúces en flujo que levitan de reversa.

En una marabunta de mosquitos
caben los circuitos enervados con preguntas.

En una marabunta un ecosistema hoyo negro.
           
O en un cromo de downloads y risas enlatadas.
La falla es
rueca
y memento.
Aparece en el núcleo de tu crin digital.

Diremos tiempo, mientras tanto,
cada rémora acústica será extirpada.

La quimera reveló una verdad que agotó su batería.

El horizonte la ecualiza de mala manera
donde brilla muy poco de todo lo ocurrido.
 


CAGE AMANITA


El transistor aliterado
comenzó a fallar.
Una nota ultratumba
alcalina porque no hierba
llena de endorfina del espejo cielo
incendió el envés de tu rostro
hasta hacerlo estallar.

La maquila de cuajar en el deseo
pantera pura de carbono catorce
corre en el carril opuesto del callejón sin salida

cúantos electrodos de amatista
sueñan con el disco de oro
perdido
en un satélite
muy hondo en el cerebro
abierto como rabia    
coreana
como Cage amanita
como el cartílago más mudo de roer
de la bóveda estelar.


Que nada cierre las braguetas. La piel entre braguetas. La masa de fuego incoloro (checar reacciones químicas), hornea la ciudad. Tú caminas desnuda con un walkman, gentleman. A una tortuga la deforma el camino. El lenguaje es el calor que la dobla. Nudo en fata morgana. Un hacha en la mano, una ouija en el otro. Apenas corren los segundos, un cronómetro en la mano, un bat Serie Mundial en el otro. Alguien se desolla en una cuenta doméstica. No es el mismo de arriba. Sabe calzar mangos cuñas en el cráneo.
Llega
y borrará
todas las huellas.

Tirará los videos. Cloro y formo el panóptico.

Bóxers que dejó entre palabra y palabra.




MI NORTE ES UNA CÁMARA OSCURA

           

Conforme avanza el bienestar, en su oruga mecánica
el mundo y el origen
y las miles de imágenes de cómo acabará el mundo
se compactan y ocupan el sector de la sien.

un nervio semejante a una katana
comienza a disfrazarse de siringa.

no vendrán los animales
solo un árbol inclina al oído
y musita:

“ya no calcino
por revelación”

por una musiquita
rasgada en una sierra,
nutrida con un film de Buster Keaton

que te hará
bibliopornófilo, enhebrado en el magma,
sal pura o minotauro.

nunca se traba la oruga mecánica: “procedo por saturación”.

las cánulas
banales:

audio, drenaje musical en lumbre

hackeando la risa de cualquier televidente.