martes. 23.04.2024
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El poeta mexicano Octavio Paz (nacido en 1914) es, sin duda alguna, uno de los gigantes del mundo literario de hoy, y la asombrosa diversidad de su producción en prosa y verso hace que toda generalización resulte sospechosa. Como poeta, Paz es a la vez el amante más fiel de su patria y su más acerbo crítico; pero también ha tenido relaciones con los surrealistas y su fama ha rebasado las fronteras nacionales. Ha absorbido los antiguos mitos de México y ha mostrado una sorprendente comprensión de la mentalidad oriental, de tal modo que el abanico abarcado por su poesía en los últimos treinta y cinco años es colosal. La realidad que esta poesía proyecta está firmemente cimentada en respuestas personales ante el universo, y, a la vez, se manifiesta en una fascinante variedad de maneras. El meollo de todo esto reside para Paz en la función de la poesía como enlace entre la realidad interior de sus intuiciones y el mundo exterior del que forma parte.

En cuanto a su obra en prosa, lo más directamente relacionado con la poesía son sus escritos estéticos, especialmente El arco y la lira (México, 1967), y ciertas partes de Corriente alterna (México, 1967). A cierta distancia se sitúan sus escritos críticos, tanto sobre las artes visuales —las obras de Marcel Duchamp y Rufino Tamayo, por ejemplo— como sobre literatura, por ejemplo, los cuatro estudios de Cuadrivio (México, 1969) sobre Darío, López Velarde, Pessoa y Cernuda. Corriente alterna cubre un campo lo bastante amplio como para comprender pensamientos sobre una diversidad de tópicos contemporáneos, mientras que a Claude Lévi Strauss o el festín de Esopo (México, 1967) se debe en gran parte la comprensión del estructuralismo en el mundo de habla española. Un libro aún más reciente, Conjunciones y disyunciones (México, 1969), se extiende hasta regiones de la metapsicología y abarca corrientes de pensamiento orientales y occidentales. La más conocida de sus obras en prosa es, acaso, El laberinto de la soledad (México, 1959), análisis de las características del mexicano, escrita de acuerdo con lo que podríamos llamar una sociología poética. Esta obra ha sido puesta al día más recientemente por la publicación de Posdata (México, 1970).

Los varios volúmenes poéticos breves de Octavio Paz han sido recogidos en tres volúmenes principales. Aparecen poemas de 1935 a 1957 en Libertad bajo palabra, de la que ha habido dos ediciones, en 1960 y 1968. Hay diferencias considerables entre esas dos versiones: la última contiene menos poemas, algunos de ellos han sido reducidos o revisados, y el conjunto ha sido dispuesto según un orden más cronológico. Por deferencia a los evidentes deseos del poeta, todas las citas de la presente edición se toman de la segunda edición. La obra maestra “Piedra de sol”, es el último poema de ambas ediciones de Libertad bajo palabra. Salamandra contiene poemas que datan de 1958 a 1961, y ha tenido también dos ediciones, la primera en 1962, la segunda en 1969. Aunque la segunda edición es una edición “corregida”, no hay en ella cambios de consideración. El volumen más reciente es Ladera este (México, 1969), que contiene, además de la colección del mismo título, Hacia el comienzo y el impresionante “Blanco”, que apareció separadamente en una edición limitada, presentada en un estuche, en 1967.

Aparte de estos grandes volúmenes, Paz ha publicado dos trabajos experimentales, Topoemas y Discos visuales, aparecidos ambos en México en 1958. El primero es un volumen de seis poemas concretos de un estilo muy personal, y el último podría describirse como un experimento de comunicación con medios múltiples. No se menciona, en cambio, el poema colectivo escrito en español, francés, inglés e italiano por Paz en colaboración con los poetas Jacques Roubaud, Charles Tomlinson y Edoardo Sanguineti, respectivamente. Esta obra reciente fue publacada en 1971 por Gallimard, y una traducción inglesa apareció en Grove Press.

El propósito de este estudio es modesto por comparación con la magnitud y el intelecto y de la producción de Paz, y presuntuoso frente a su estatura poética. He tratado de percibir y comunicar algo del mundo poético creado por la visión de Paz. No hay ninguna tentativa de extraer o interpretar un mensaje, sino meramente de clarificar el sistema lingüístico que constituye esa visión misma. De este modo, me he referido largamente a los textos de poemas escritos a lo largo de toda la carrera de Paz cuando me parecieron útiles para aclarar el centro constante desde el que crece su poesía siempre en evolución.