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GUÍA DE LECTURA 435

La trágica historia del doctor Fausto, de Christopher Marlowe • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

La trágica historia del doctor Fausto, de Christopher Marlowe
La trágica historia del doctor Fausto, de Christopher Marlowe
La trágica historia del doctor Fausto, de Christopher Marlowe • Jaime Panqueva


Con base en una leyenda alemana, situada en Württenberg a comienzos del siglo XVI, que puede rastrearse hasta posibles personajes históricos ligados a la alquimia, el no menos legendario y misterioso dramaturgo Christopher Marlowe escribió su Doctor Fausto para la compañía de teatro isabelino Admiral’s Men entre 1589 y 1592. Se comenta que pudo representarse tras la finalización de su escritura y antes de la violenta muerte de Marlowe. Ésta última ocurrida el 30 de mayo de 1593, en hechos que nunca han sido del todo esclarecidos, y que han dado pie a múltiples teorías como atribuirle a este mismo dramaturgo, de forma parcial o total, la obra teatral de William Shakespeare.

El éxito de esta pieza lo sugiere además que se haya representado en unas 24 oportunidades en los tres años que sucedieron a la muerte del autor, cuando justamente entre 1592 y 1594 los teatros cerraron buena parte del tiempo debido a un brote de peste bubónica.

El texto que ha llegado hasta nosotros proviene de varias publicaciones, llamadas quartos, fechadas entre 1604 y 1616, y fue también el mismo que conocería Johann Wolfgang von Goethe para inspirar su monumental poema Fausto, piedra angular de literatura alemana.

Insatisfecho con las limitaciones de la vida terrenal, Fausto hace un pacto con el demonio para acceder al conocimiento ilimitado y los placeres mundanos a cambio de su alma. El pacto podría tacharse de injusto, 24 años de vida a tope contra la condenación por la eternidad (concepto que bien sostenía Borges, es inabarcable para la vida humana).

Marlowe, al igual que el Volksbuch original, no ahorra textos moralizantes ni tampoco duda en alternarlos con escenas cómicas o soeces para deleitar al público que acostumbraba asistir a las veladas del Rose Theatre. Fausto, a través de sus monólogos, duda en medio del desenfreno y roza el arrepentimiento salvador del cual es arrancado por las temibles amenazas de Lucifer y su compañía infernal. El poderoso efecto escénico creó incluso leyendas a su alrededor. William Prynne, en su diatriba contra el teatro, Histriomastix, de 1632, cuenta que en una representación aparecieron sobre el escenario verdaderos demonios que "para gran asombro tanto de los actores como de los espectadores", enloqueciendo a algunos de los asistentes.

La condición humana arrastrada por la insatisfacción y la imposibilidad física de acceder a todo el conocimiento o los placeres dará origen a lo largo de los siglos subsiguientes a múltiples interpretaciones a través de todas las artes conocidas. Y a pesar de la feliz secularidad de nuestros tiempos, aún puede conmovernos el final del desgraciado alquimista:

Cortada ha sido la rama que podía haber medrado derecha y quemado está el laurel de Apolo que antaño creciera dentro de este hombre sabio. Fausto se ha ido; mirad su infernal caída y que su diabólica suerte exhorte a los discretos a pensar en el mal de las cosas ilícitas, cuya profundidad consiente a los talentos eminentes practicar más de aquello que el poder celeste permite.

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