Para mi amigo Fabián
 

Imagino la playa, una palapa, brisa suave y cálida, una cerveza fría y un libro entretenido. Tal vez ese podría ser Revolución (Alfaguara, 2022) de Arturo Pérez-Reverte, novela muy de aventuras que nos lleva a brincos desde la toma de Juárez en 1911 hasta la caída de los ejércitos villistas de la mano del general Álvaro Obregón. El foco de la acción se sitúa en Martín Garret, un ingeniero de minas español que se va con la bola a partir de su amistad con el mismísimo Pancho Villa y uno de sus lugartenientes. Integrado en la División del Norte, tras una serie de sinsabores amorosos y duelos galantes, Garret hará parte de las tropas que pelearán en Torreón, Tierra Blanca, Ojinaga y Zacatecas, para atestiguar y salvar de milagro el pellejo en la debacle total del Centauro del Norte en las inmediaciones de Celaya. 

Con el estilo narrativo ágil que le caracteriza, Pérez-Reverte presenta la revolución de los campesinos y busca, con mucho respeto, brindar una visión amplia de los conflictos sociales de la época, así como los enfrentamientos intestinos de los cabecillas. Por supuesto, es ficción y también es un escritor que va a lo seguro; brindar una ambientación creíble y bien sustentada en lo histórico, aunque caiga en muy graciosos anacronismos o imprecisiones, como el desayuno en el Sanborns de los azulejos cuando todavía no se había inaugurado el local. O acompañar en 1914 el chocolate tradicional y la bollería con jugo de nopal… 

Garret es también un personaje de las nuevas masculinidades, indeciso con el sexo opuesto, extremadamente respetuoso, que contrasta con la rudeza y la testosterona de cualquier novela de aventuras del siglo pasado en ese mismo contexto histórico. Aunque siempre estará ahí el Pérez-Reverte cronista de guerra, el que pone de relieve la piel de tambor, a los oprimidos, al pueblo harto de injusticias que se expresa en diálogos bien trabajados aunque su léxico encuadre mucho más en el siglo XXI que la época retratada. El autor de oficio que sabe sembrar los antagonistas, siempre prestos a traicionar o a fusilar a quien se atraviese en su camino. Asesinos implacables que nos traen a la mente de inmediato al funesto Gualtiero Malatesta de Palermo. El escritor que ensaya matices en sus femme fatales como Diana Palmer o la hacendosa soldadera Maclovia Ángeles. 

Entre las tropas vivaqueando a lo largo y ancho de México, de los trenes, de las intrigas y favores, en el fragor de las balaceras, Garret se despegará de la élite y se convertirá en un revolucionario mexicano más, con una salida muy diferente al infortunio de muchos de sus compañeros de armas. Final poco heroico que convierte una buena posible tragedia en una pieza con ciertos atisbos de luz. 

Una palapa o un buen sofá, prepárese para una entretenida aventura. 

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