CRÍTICA
Tachas 500 • Después del Apocalipsis • Omar de Felipe
Omar de Felipe

Hace unos años, como ejercicio práctico en un taller de ensayo, se nos pidió algo extraordinariamente sencillo: describir el momento en que nos dimos cuenta, como mexicanos, que vivíamos en un estado de guerra. Uno de los temas que atravesaron las cuatro sesiones que compartí con mis compañeros fue el potencial espacio político que se abría para el autor ante la plasticidad del género ensayístico. Para alguien como yo –nacido en la segunda mitad de los 90– los levantones, las balaceras a unas cuadras del centro de la ciudad, los chistes sobre bolsas negras con restos humanos, se habían vuelto parte de mi día a día. Sentí un poco de vergüenza no reparar en que aquello era algo artificial.
La normalización del apocalipsis, su temporalidad y sus interacciones con la semiósfera (entendido como el ecosistema de signos) son los temas principales de Después del Apocalipsis, escrito por Srećko Horvat y traducido por Gema Facal Lozano. El autor utiliza como base la pandemia del COVID-19, la subida del nivel del mar en el Mar Mediterráneo, el accidente nuclear en Chernobyl y las pruebas nucleares en las islas Marshall, para elaborar una aproximación a nuestro predicamento “apocalíptico”. En concreto, el autor apuesta por una exploración del término y sus implicaciones a partir de su etimología, la cual en vez de acercarnos al “cataclismo”, nos conduce a la “revelación”. De esta manera, Horvat sugiere pensar en nuestro predicamento no como una contingencia, un punto aislado en el tiempo, sino como un vislumbramiento que nos permita ver no sólo el pasado, sino también el futuro; una muestra del legado a las generaciones venideras.
Balanceando crónica y ensayo, Horvat elabora una crítica –a la vez que un recuento– de los cataclismos contemporáneos a los que se enfrenta la sociedad capitalista globalizada en pleno siglo XXI. Crítica y recuento, pues al autor señala debidamente, por ejemplo, que si bien la extinción humana, entendida como el final de todos los finales, es perfectamente plausible a menos que ejecutemos monumentales cambios estructurales, otros apocalipsis ya han ocurrido. Horvat cita The Ends of the World y nos recuerda que “para los pueblos indígenas de América, el final del mundo ya ha ocurrido: hace cinco siglos. Concretamente, el 12 de octubre de 1492”. También retoma la catástrofe de Chernobyl para señalarnos que ésta se ha convertido en un parque de diversiones, con viajes turísticos y picnics atómicos. Pero no es la única catástrofe que se ha normalizado: el mismo término bikini, para las dos piezas de ropa, se acuñó en el mismo momento en que se realizaban pruebas nucleares en el atolón Bikini, por lo que el creador del conjunto de ropa aprovechó la popularidad del atolón para hacerse de publicidad gratis. El conjunto de dos piezas, a pesar del escándalo, fue el que sobrevivió en la semiósfera ¿Quién recuerda, ahora, lo que sucedió en aquella isla?
En otra sección del libro el autor señala la no-neutralidad de la pandemia de la COVID-19, pues ni su aparición –propiciada por la explotación de recursos naturales bajo la lógica imperante del capitalismo global– ni su tratamiento para un regreso a la “nueva normalidad”, ya sea bajo un talante “autoritario” como el del gobierno de China o camuflado bajo la palabra “smart” y toda la parafernalia de Silicon Valley, son naturales: el apocalipsis es un espacio donde interseccionan economía, política e ideología.
Los únicos “reclamos” (por llamarlos de alguna manera) que tengo del texto de Horvat, son la constante repetición de algunos términos y fraseos. Hay una sucesión de preguntas al estilo de “¿Y si…?” para evocar otra aproximación al tema; la constante re-introducción de términos ya presentados como los de temporalidad, lo supraliminal. Algunos fragmentos de su crónica en la isla de Vis o su experiencia de confinamiento en Viena durante los primeros meses de la pandemia pueden entorpecer la lectura, y nos hace preguntarnos si era realmente necesario incluir todo esto (y la respuesta a la pregunta, por supuesto, sólo la tiene el lector). De cualquiera manera, Después del Apocalipsis no deja de ser una aproximación interesante al apocalipsis como revelación. Hacia el final del libro, quizás sin proponérselo, el autor enumera la última de las catástrofes: el progreso (entendido dentro de un marco extractivista-capitalista). Apoyado de la fábula del diluvio y Moisés, indica que “…si al inventar el barco se inventó también el naufragio y se inventó Hiroshima en el mismo momento que la bomba nuclear, entonces hay que considerar el progreso como la invención de la catástrofe”.
Después del Apocalipsis, Srećko Horvat, Editorial Katakrak, Traducción Gema Facal Lozano, 1era edición octubre 2021