HISTORIA DEL PERIODISMO EN GUANAJUATO
Tachas 500 • Orígenes del repórter en el estado de Guanajuato • Velio Ortega
Federico Velio Ortega Delgado
El periodismo de carácter predominantemente militante del siglo XIX y principios del siglo XX fue dejando su lugar a uno donde la información comenzaba a ser su sello distintivo debido a un hecho histórico que demandó cambios sustanciales en la prensa de su tiempo: la Revolución Mexicana.
Ser periodista y ser político no eran condiciones excluyentes en el periodismo mexicano tanto de finales del siglo XIX, como durante el porfiriato y los inicios de la Revolución Mexicana. El protagonismo político-periodístico respondía a una la concepción ideológica del liberalismo: en una sociedad democrática, la opinión pública era la representación del ejercicio del derecho a la libertad de expresión.
Sin embargo, esa forma de hacer periodismo cambió cuando los acontecimientos políticos y bélicos derivados del movimiento armado iniciado en 1910 incorporaron al debate político e ideológico una nueva exigencia: la información.
El repórter, al que se habría se pasar al castellano como “reportero”, ya operaba en la prensa de otros países, la de la ciudad de México (llamada “metropolitana”) y la de varias ciudades de México, y se convertía en parte básica de la estructura de los periódicos de la entidad. Marcó la etapa de transición de una prensa de facción esencialmente artesanal a la prensa preindustrial guanajuatense
Repórters y corresponsales
El trabajo del repórter, inició en México en 1880 con Manuel Caballero, quien laboraba como “cazador de noticias” para El Noticioso y luego para Novedades. El repórter, pronto fue parte esencial del diarismo en la prensa metropolitana. Su surgimiento era parte del llamado “segundo periodismo”, que abarca de 1830 a 1900, caracterizado por la prensa de masas y el inicio de la profesionalización de los periodistas, la creación de reportajes y titulares, la utilización de la publicidad y la consolidación de la economía de empresa.
Desde finales del siglo XIX y durante el ocaso del porfiriato, los reporters fueron fundamentales en el crecimiento de un periodismo más informativo y coexistió con literatos, políticos y los gacetilleros o redactores de trabajos por encargo.
Sin embargo, no obstante ser una característica de la prensa moderna, la figura del repórter no era muy común en la prensa guanajuatense del porfiriato debido a que la mayor parte del periodismo era de opinión. La información era proporcionada directamente por cartas enviadas por correo o por el sistema de intercambio de información entre periódicos y, dado el caso y por tratarse de un hecho importante, por telegrama. Correspondía a los redactores recibirla y escribirla para su publicación y, cuando se requería, ir al lugar de los hechos y hacer la labor de repórter, aun cuando no se identificaran con el término. La función del repórter era también cumplida por periodistas locales que enviaban información a los periódicos metropolitanos o regionales o bien eran parte de la red de impresos pertenecientes a la Asociación de Prensa de los Estados: los corresponsales.
Prerrevolución: la emergencia del reporteo
La prensa mexicana pasó del debate político generado por la entrevista Díaz Creelman en 1908 y el surgimiento del maderismo en 1909 a la oferta de información sobre las secuelas de esos acontecimientos.
Los periódicos metropolitanos reforzaban sus estructuras de operación con sus redes de corresponsales que informaban sobre las actividades de Madero en su recorrido por el país o bien, del otro lado, sobre el surgimiento de clubes reeleccionistas en apoyo a Porfirio Díaz.
Con el telégrafo y el teléfono como tecnologías de comunicación disponibles para los editores, la prensa guanajuatense daba paulatina mayor importancia al trabajo de recopilación de información (el reporteo) y a la publicación de textos más noticiosos.
El Obrero, uno de los periódicos más prestigiados de fines del porfiriato en la ciudad de León, tenía un constante servicio telegráfico y un competente equipo humano, en el que destacaba el editor Manuel Alcocer, su brazo derecho en el periódico. Al convertirse en diario contó con el trabajo de repórters, entre los que sobresalió Ramón Orozco Ávila, quien laboraba formalmente como empleado de la imprenta de Jesús Rodríguez, el impresor propietario.
La dinámica de los acontecimientos políticos del momento y la exigencia de información intensificaron el trabajo de repórter que sólo en contadas ocasiones se había realizado. El suceso que más había demandado la indagación sobre los hechos y sus consecuencias era la inundación de 1905 en la ciudad de Guanajuato. Luego habrían de publicarse las reseñas de las inauguraciones de las obras de reconstrucción y otras preventivas como el túnel de El Cuajín, bautizado con el nombre de “Porfirio Díaz” en 1908.
Lo que fue una acción esporádica comenzaba a hacer común. Así, el 30 de mayo de 1909, el abogado Isidro Guerrero se incorporó a La Opinión Libre como editor. Editorialista consumado, hombre de opinión, mostró sus dotes de repórter en la cobertura del mitin realizado el 20 de junio de ese año en la ciudad de Guanajuato en apoyo a Ramón Corral, candidato oficial a la Vicepresidencia de la República. Aunque con un enfoque editorializante a favor de Corral, describió cómo decenas de profesores y estudiantes del Colegio del Estado, seguidores de Bernardo Reyes, fueron detenidos por la fuerza pública cuando intentaron increpar a los miles de seguidores del candidato porfirista.
El texto constituía un reportazgo, como denominaban al quehacer periodístico informativo (lo que ahora equivaldría la nota informativa o a un reportaje).
Isidro Guerrero se habría de convertir en el principal reseñista de las actividades del gobernador Joaquín González Obregón. Si bien se trataba de una postura afín al político, constituían un esquema de información sobre actividades oficiales.
El 8 de enero de 1910, El Obrero comenzó la publicación de una serie de artículos periodísticos sobre la vida de los presos de la cárcel municipal, realizados Jesús Rodríguez, editor y propietario del periódico, quien se encontraba preso bajo el cargo de alterar el orden público y calumniar a la autoridad. Aprovechó para hacer un trabajo de repórter en el que explicaba que el alcalde combatió la corrupción en el penal con la instalación de talleres en los que los reos podrían ser “útiles a la sociedad” y ganarse desde su encierro el sustento.
El periodismo predominantemente de opinión fue dejando su lugar a uno que demandaba más información. Durante la etapa electoral de 1910, los periódicos no sólo mantenían una postura a favor o en contra de Díaz o los opositores en sus editoriales, sino que en destacaban con la cobertura informativa la importancia de los acontecimientos o personajes de acuerdo con los intereses políticos de los editores.
Uno de estos momentos fue el mitin que Francisco I. Madero encabezó en la Plaza de Gallos de León el 31 de marzo de 1910, publicado en El Obrero el 2 de abril como nota principal, con despliegue hacia interiores.
En el reportazgo titulado “Mitin Anti-Reeleccionista”, sobre una concentración encabezada por Madero en la Plaza de Gallos, publicado en primera plana, el periódico destacaba que hubo más de mil asistentes e intervinieron como oradores el Lic. Roque Estrada y el periodista Pedro Hagelstein. El Obrero consignó de manera resumida los temas tratados en el “meeting”.
Aunque el semanario, que durante unas semanas tuvo una edición diaria, no daba seguimiento continuo a las actividades de Madero, sí consignó hechos importantes como la Convención Nacional Independiente, que constituyó la reunión de antirreeleccionistas en la ciudad de México, y posteriormente el encarcelamiento y la fuga del coahuilense, lo que muestra un trabajo informativo, propia del repórter, que alimentaba la labor editorial. Este manejo de la información le daba a los periódicos promaderistas proyectar una imagen de neutralidad y sustentaban con datos y testimonios sus planteamientos editoriales.
Los corresponsales, por su parte, hacían una cobertura con un enfoque básicamente informativo, aunque persistían en mayor o menor medida las formas editorializantes.
Revolución y demanda de información
Con el título de “Los sucesos de Puebla”, el semanario leonés El Comercio informó el 27 de noviembre de 1910, un relato basado en el reporte oficial, sobre el enfrentamiento de la familia Serdán con las fuerzas del orden del porfiriato, ocurrido el 18 de ese mismo mes, lo que marcaba el preludio del movimiento revolucionario que formalmente inició el día 20. El texto, un reportaje, redactado a partir de lo información difundida por la prensa metropolitana, abría una nueva época en el periodismo guanajuatense de su tiempo: la exigencia de informar sobre la guerra civil.
A partir de ese momento el flujo de información sobre las acciones de los revolucionarios en el país y en el estado comenzó a dominar el espacio de los periódicos estatales. La labor del repórter, sin embargo, apenas comenzaba a formalizarse en la entidad. Con los primeros intentos de El Obrero de León y El Barretero, de la ciudad de Guanajuato para circular como diarios se establecía una división de trabajo en donde se asignaría una función específica al responsable de recabar información para articulistas y editores.
Ambos periódicos tuvieron una constancia de informar sobre los hechos bélicos de la Revolución, en especial las acciones bélicas de Cándido Navarro.
El Obrero y El Comercio, de León; El Barretero y El Observador, de la ciudad de Guanajuato, incorporaron poco a poco los elementos de estructura del modelo iniciado en la guerra de secesión de los Estados Unidos.
Estaba sembrada la semilla del periodismo moderno y de la profesión de informar, la del reportero.
Reseña de Isidro Guerrero sobre mitin en el jardín del Cantador, publicada en junio de 1909 en el semanario La Opinión Libre.
Reportazgo del mitin de Madero en León, realizado el 31 de marzo de 1910 y publicado el 2 de abril en El Obrero (AHML).
***
Velio Ortega es periodista y profesor universitario, Lic. en Ciencias de la Comunicación por la UNAM y Maestro en Historia (Investigación Histórica) por la Universidad de Guanajuato.
«»