jueves. 05.06.2025
El Tiempo
Es lo Cotidiano

ENSAYO

Tachas 602 • Hacia una comunicación feminista antirracista y comunitaria • Aída Naxhielly Espíndola y Daniela Moctezuma

Aída Naxhielly Espíndola y Daniela Moctezuma

Imagen generada por IA
Imagen generada por IA
Tachas 602 • Hacia una comunicación feminista antirracista y comunitaria • Aída Naxhielly Espíndola y Daniela Moctezuma

Los espacios de comunicación son territorios en disputa. Internamente y a través de ellos se replican narrativas violentas para justificar el odio, despojo y desprecio hacia las comunidades defensoras que cuestionan el modelo capitalista actual. Y además, tienen un impacto concreto y real en las mujeres diversas, de naciones originarias, negras, afrodescendientes, rurales, periféricas que formamos parte de los mismos movimientos, o buscamos construirlos.

Por tal motivo la insistencia de muchas es habitar nuevos territorios de la comunicación, reclamarlos para nosotras, como una respuesta a los silencios que por años han permitido un estado de comodidad frente a problemáticas que enfrentamos todos los días. Porque esos silencios sostienen violencias que, como se fue hilando, impiden el ejercicio pleno del derecho a la comunicación digna, y responden tanto a una visión patriarcal del mundo que busca negar la capacidad política de las mujeres, como a una construcción histórica del capitalismo y colonialismo que busca perpetuar el despojo de los territorios-tierras, lo que afecta nuestros territorios-cuerpos de manera particular. 

Dado lo anterior, creemos que en los feminismos diversos y movimientos antipatriarcales que consideran el racismo como estructura, existe una potencia transformadora de la forma en que tradicionalmente se construye la comunicación, pues a través de ellos no sólo se lucha y defiende la voz individual, sino también la colectiva. Son estas perspectivas las que ponen en duda la construcción impuesta de las historias contadas en radio, televisión, cine, periódicos y más medios, pues poco a poco han logrado cuestionar y transformar los estereotipos perpetuados. Pero el trabajo para cambiar las miradas no está terminado y aún tenemos un amplio camino de tierra fértil. 

De ahí que insistamos en la importancia de unir ideas y sueños con más mujeres porque una llama emana de ellos, a través de procesos en donde la voz y perspectiva de cada una cuenta. Ante narrativas hegemónicas que homologan la vida de las mujeres, la diversidad es una de nuestras mayores fortalezas. Escucharnos, leernos y conocer nuestras diferentes historias. 

«A mí también me llena muchísimo trabajar con las compañeras. He aprendido muchísimo de todas y de todos los espacios a los que hemos podido llegar juntas. Creo que hay cosas que ni mi familia entiende quizá. Ya no es sólo porque platicamos y porque estamos acá, pero que ellas entienden perfectamente el sentido de por qué hacer o no hacer algo. Y me llena siempre de mucha esperanza que seamos tan diversas y podamos colaborar en un montón de cosas, a nuestro ritmo.» 

—Compañera participante del diagnóstico

Reconocer la diversidad existente entre las mujeres es además aceptar que no todas somos iguales, pues diferentes opresiones nos atraviesan y nos duelen; sin embargo, existen causas que nos pueden unir si nos planteamos de forma crítica desde qué horizonte nos vinculamos unas con otras. Porque debemos, igualmente, señalar las dinámicas de poder replicadas entre quienes se dicen compañeras. Y reconocer la diversidad es asimismo asumir que la reivindicación del papel de las mujeres dentro de la comunicación y defensa no siempre se posicionará desde los feminismos pues no es la única forma de nombrar nuestras luchas. 

Las periodistas, productoras, fotográfas, radialistas, muralistas, cineastas y otras comunicadoras juegan un papel fundamental con su trabajo para que las historias de vida y sucesos de distintos lugares lleguen a nuestros ojos y oídos, sobre todo aquellos testimonios que dan fe de la potencia organizativa de las mujeres diversas, y que son construidos desde la reciprocidad y no la verticalidad o el extractivismo. Y soñamos con que más compañeras se sumen en esas tareas, que se sientan seguras al levantar su voz y apropiarse de las herramientas disponibles. 

En tiempos donde los medios tradicionales, las personas en el poder, instauran una única verdad, una única narrativa, vemos fundamental impulsar apuestas de comunicación en donde participen muchas voces, con opiniones y puntos de vista variados, siempre que no anulen o busquen vulnerar los derechos de otras. Eso implicaría perpetuar las narrativas violentas que buscamos desarticular. 

Así, desde La Sandía apostamos por la construcción y fortalecimiento de medios, organizaciones, colectividades y movimientos que tengan las perspectivas feministas, antirracistas, antipatriarcales y comunitarias de manera transversal, sin importar cuál sea la lengua utilizada o el tema abordado en los territorios de la comunicación. Desde las calles y las asambleas, pasando por lo impreso y hasta las plataformas digitales: aspiramos a que se cuenten las historias desde las voces de mujeres diversas que encarnan la experiencia, partiendo de una práctica de cuidado y escucha radical, renunciando a los relatos que replican –aunque sea “inocentemente”– las ideas hegemónicas alrededor de las defensoras y comunicadoras. 

Sostenemos que se pueden crear espacios de comunicación y defensa en donde quienes maternan y cuidan no se sientan obligadas a abandonar una de sus labores por ejercer otras, sino que se sientan acompañadas por una red y ello les permita ejercer cada una de sus pasiones. Al mismo tiempo, vemos necesario cuestionar los roles de género establecidos para que las mujeres jóvenes y adultas pueden encargarse también de las labores técnicas que se requieren en las radios comunitarias, plataformas digitales, medios libres y producciones audiovisuales, reclamando la autonomía tecnológica para los pueblos desde una perspectiva comunitaria. 

«Ahora que visitábamos a algunas abuelas, pues ellas nos decían que jamás, o sea, en sus tiempos era impensable que una mujer estuviera sola a esas horas de la noche y menos pues todas con… cámaras, otras con el sonido, otras con la foto, otras preguntando. Y pues lamentablemente con todo eso pareciera que es un privilegio que nosotras hagamos lo que hacemos y nos hemos dado cuenta que justo es lo que hay que ir quitando del camino.» 

—Compañera participante del diagnóstico

Creemos fundamental mutar las concepciones sobre el ejercicio de la comunicación y defensa. Abandonar la idea de que cuando se decide ser fotógrafa, cineasta, acompañante, periodista, radialista, videográfa, defensora y más, se tendrá que vivir con el cansancio y agotamiento en el día a día. Afirmamos que debemos hablar acerca de las distribuciones de trabajo y compensaciones justas que permitan el goce del tiempo libre, del descanso, poniendo en el centro el cuidado personal y colectivo en todas sus dimensiones. 

Entendemos que la senda es larga pues transformar la realidad es un trabajo de todos los días. Sin embargo, sabemos que las defensoras y comunicadoras contamos con una fortaleza invaluable: nuestra voz, mirada y palabra para tejer con otras, y colectivamente construir los espacios que queremos. Frente a los diferentes obstáculos en el cotidiano, frente a la imposición del silenciamiento y el miedo, las mujeres diversas insistimos en nuestro derecho a la comunicación y hayamos grietas para sembrar el futuro que soñamos. Aquí estamos. 

Texto tomado del libro: Cuidar y narrar la vida. Por una comunicación en defensa de nuestros cuerpos y tierras, Aída Naxhielly Espíndola y Daniela Moctezuma. Editado por La Sandía Digital, Laboratorio de Cultura Audiovisual A.C. 2023. 




 

***
Aída Naxhielly Espíndola.  Mujer mixteca que sigue los pasos de su pueblo migrante. Latinoamericanista de formación, ha sido su origen el que ha definido los temas que trabaja: las violencias que viven las comunidades originarias en general, poniendo particular atención a los procesos de resistencia, participación y transformación que construimos las mujeres en nuestra diversidad. Mantiene una visión crítica sobre el feminismo, reconociendo las múltiples formas de nombrar las luchas de las mujeres. Se unió a La Sandía Digital en 2022.

Daniela Moctezuma. Comunicóloga y fotógrafa feminista, corealizadora del podcast Históricas. Es creadora de proyectos que buscan redefinir el papel de la mujer en la fotografía y en 2021 entró en La Sandía Digital, donde ha sido parte de procesos de formación, desarrollo e implementación de recursos de comunicación estratégica dirigidos a mujeres defensoras del territorio. A través del cultivo de la curiosidad, escucha y conversación, busca contribuir con proyectos que transformen las realidades.

 

 

[Ir a la portada de Tachas 602]