La instalación como un vehículo sensorial que no sólo plantea miradas, sino también escuchas: abrir alternativas para rescatar, explorar y descubrir formas de reconexión con los entornos que invitan, acaso por la permanencia y asunción de previsible normalización, a la insensibilidad de quienes nos encontramos inmersos en ellos. Un joven artista mexicano reflexiona en cuanto tal y desde sus contextos, en abierta oportunidad de transferencia hacia la reflexión intergeneracional y de otros ámbitos vitales, coincidentes y distantes a la vez.

El 5 de marzo de 2025 se inauguró la exposición colectiva “Piloteando entre los restos del cielo” en la Galería Autónoma, ubicada en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM en la CDMX. 

En dicha muestra uno de los participantes, el artista Fernando Villalpando, presenta una serie de instalaciones cuyo eje temático refleja la necesidad de construir sensibilidad ante el derrumbe de expectativas hacia el futuro que atraviesan los jóvenes. Es decir, de apostar por otra manera de relacionarnos con el mundo en crisis que habitamos.

En su obra Escucha la fiesta Fernando Villalpando presenta una instalación cuyas dimensiones atraviesan más de la mitad del espacio expositivo y, por lo tanto, modifica todo el recorrido del público durante la muestra. Su carga conceptual, en apariencia inocente, no es el deseo banal de la fiesta, sino una reflexión en la que se alude a sensibilidades todavía no existentes, pero posibles. En palabras del artista:

¿Ante del trauma, ¿cómo escuchamos?, ¿ante la aparente pérdida de sensibilidad, debemos luchar por conservar aquella que nos resta o apostar por otra manera de percibir el mundo? En esta pieza, a partir de una transgresión, recodifiqué un registro de sensibilidad para especular una “escucha otra”. El eje central de la pieza radica en la participación colectiva para imaginar el sonido al que está aludiendo el nuevo archivo sonoro.

Otra de sus propuestas se titula Ecologías corrosivas, en la cual se clarifica el potencial que tiene la condición decadente para imaginar lo “otro”. Para ello, el artista utilizó diversos objetos de metal, así como su síntoma de degradación: el óxido de hierro. Esta pieza es una clara invitación a permitirse imaginar un mundo desindustrializado, en donde aquello que actualmente asocia condiciones de dureza, utilidad y eternidad, se confronta con su evidencia de finitud. 

Estas son solo dos de las obras que el artista Fernando Villalpando presenta en “Piloteando entre los restos del cielo”, muestra de arte que tuvo una organización completamente autogestiva por parte de los estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño (FAD). Es decir, aún sin ningún tipo de financiamiento o apoyo institucional, se presentaron piezas artísticas de un carácter profesional que no le deben nada a cualquier otra exposición de arte. 

Para conocer más de la obra de este artista joven, pueden visitar su cuenta de instagram: @fg.villalpando, en donde constantemente publica sus obras y las exposiciones en las que participa.

(El presente texto se realizó junto con el artista.)

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