jueves. 05.06.2025
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Tachas 623 • Flores de Cézzane • Jeanne Karen

Jeanne Karen

Imagen generada por IA
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Tachas 623 • Flores de Cézzane • Jeanne Karen

Los sueños también son palabras. Palabras retorcidas que bajan de un tren, desde el futuro traen a mis fantasmas. Desciende el primero: traje negro, senos al aire, tulipanes de color durazno metalizado para cubrir su cabeza. Y el siguiente: falda larga, una especie de carpa con cortinas de diferentes tipos de tela, muchas texturas para un solo atuendo. Otro fantasma lleva también traje negro e impresiones pequeñas de hipocampos de color se mueven por toda su espalda, calza zapatos oscuros y ligeros para correr al siguiente andén. Una pista de hielo aérea se define desde las ventanas de las salas. La atmósfera es helada, pero los cuerpos soportan cualquier temperatura. La felicidad es un parque de óleos, flores de Cézanne. La tarde se dibuja entre azules embarrados en un fondo marino, amarillo y bermejo. Recuerdos del sol. Pétalos sueltos, pedazos de rosas abiertas y fosforescentes tan blancas como cuerpos de mujeres desnudas que se cierran. Ojos pardos difuminan la luz a través de la bruma. Las cafeterías son subacuáticas. Viajar en una esfera es suficiente -un par de minutos nada más-. Un centro comercial aparece de la nada, expenden granos de café de todas las islas todavía existentes, no hay que beberlo: hay que sentirlo a través de la piel, las variedades van desde pequeñas descargas eléctricas sobre la lengua, hasta una entrada a la cápsula especial que dura toda la noche, un cuarto recubierto de tapiz morado donde se puede hablar con un dios que se peina en la cama. 

El jardín cierra temprano porque en horas de la nocturnidad todo cambia: las flores pueden ser algún animal rapaz y devorador, una pequeña luciérnaga o una familia de ranas. Para llevar un recuerdo del sitio debes tener fe y un espacio en la piel, porque puedes pedir un tatuaje de sol para iluminar tu sala por una semana. O tal vez quieras conseguir alguno de esos dulces que pones bajo la lengua para sentir que nada te hace falta. 

Los fantasmas del futuro son delgados a contraluz y cambian de voz y de cuerpo, porque en algún punto de su civilización comprendieron que uno no es nunca lo que los demás ven, sino una idea manifiesta, un deseo del otro. Ellos no conocen la guerra. Su cosmogonía dice que nacieron de una luna y en su mundo no hay conflicto, solamente creación. Yo en su tiempo soy una figura poco definida, un estado del alma, un humor aparente, vivo, refulgiendo. En el sueño de otro espejo, soy un gorrión mecánico que se reconstituye. El invierno es mi casa. Mar ojo, abertura a la vida de los hombres de agua. Sus lágrimas son las estrellas de la noche en que morí.


 

***
Jeanne Karen 
(San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).

Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).


 

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