viernes. 19.04.2024
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Jesús Rodríguez Frausto: Archivista e Historiador

Jesús Rodríguez Frausto es referente obligado de la archivística, al ser formador de generaciones de profesionales de la Historia

Jesús Rodríguez Frausto: Archivista e Historiador

¿De qué está hecha la Historia?¿Cuántas formas hay de mirar al pasado? ¿Por qué es importante resguardar la memoria?

Todas las mañanas, al recorrer a pie las cinco cuadras que separaban la casa materna de la escuela Modelo, donde cursé la primaria, día a día me asombraban las cornisas y frisos de las casonas que aún se conservaban en esa parte del centro de mi ciudad natal, León, Guanajuato.

Algún día, entre las calles Juárez y Pino Suarez, me percaté de que en el segundo piso de una de las fachadas, sobre una panadería, La Leoni, se había pintado un rótulo—o quizá siempre habría estado ahí y yo hasta entonces lo vi–, que a la letra decía: Archivo Histórico de la ciudad de León Guanajuato. Por el exterior era una ventana corrida y lo que se podía advertir eran papeles amarrados con mecates, y apilados unos sobre otros.

Pasarían cerca de dos décadas para saber que casi frente a la finca con ese rótulo vivía el maestro Jesús Rodríguez Frausto, historiador nacido en 1922, quien haría sus estudios de Historia en la escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su sede conocida como edificio de Mascarones de la ciudad de México. Un historiador profesional.

Pude constatar estoporque en el año 2002, mientras efectuaba una investigación, fue necesario localizar y entrevistar al personaje, para saber sobre su cercanía con el proceso de formación y consolidación de la entonces Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato, y una de las instituciones incorporadas a la institución, como laboratorio de Historia, fue el Archivo Histórico de la Universidad de Guanajuato.

Amablemente el maestro accedió a platicar con mi compañero Juan Fernando Ramírez Hernández y con un servidor. Con la bonhomía que siempre lo caracterizó, nos compartió su experiencia de vida, su trayectoria, y en sus palabras nos dejaba entrever la pasión por su quehacer profesional, la reconstrucción de la Historia. 

En mi etapa de estudiante en el Ex Convento de Valenciana, al ir al traspatio, era de lo más común ver un letrero de madera, en el cual se leía Archivo Histórico de la Universidad de Guanajuato, y todos sabíamos que ahí estaba el acervo documental de la Alcaldía Mayor de Guanajuato, clasificado y catalogado por alumnos de servicio social, coordinados por el maestro Rodríguez Frausto, en su mayoría egresados principalmente de la carrera de Historia. Varios de estos catálogos se habían convertido en tesis de grado, esfuerzos también encabezados por Rodríguez Frausto, quien estuvo al frente de esa institución por más de tres décadas.

Jesús Rodríguez convirtió una bodega de documentos en un archivo, de vanguardia para mediados del siglo XX —un archivo no es un cúmulo de papeles con una cierta antigüedad y con una presunción de importancia–, con lo que posibilitó su conversión en herramienta para reconstruirla historia de Guanajuato ciudad —y, en alguna medida, del estado-. Esa fue una de las grandes empresas profesionales emprendidas porRodríguez Frausto, quien primero sería archivista, catalogador, para —una vez listo el terreno– trabajar los documentos que contenía tal acervo.

Varias son las publicaciones que vieron la luz desde que él asumió la dirección del Archivo en 1954, consciente de que no sólo es importante la preservación de los documentos, sino también la difusión de las colecciones. Al paso que iba catalogando los expedientes escribía notas sueltas que con el tiempo se convirtieron en artículos, conferencias y libros, todo con el fin de que propios y extraños ponderaran la riqueza documental que desde 1947 tenía bajo su custodia la Universidad de Guanajuato.

Sería injusto decir que Rodríguez Frausto fue el pionero en trabajar con estos documentos, pues ya antes, por sus escritos, sabemos que personajes como Lucio Marmoleo, Agustín Lanuza y Fulgencio Vargas, ya dan cuenta del manejo de documentos en sus publicaciones con carácter histórico. Pero hay que resaltar que el primer historiador, formado específicamente en esa área, encargado de la catalogación del acervo documental, fue Jesús Rodríguez Frausto.

En el primer número de la revista Biografías, del cual fue director fundador, apunta:

Nuestro Archivo se organiza y nace al conjuro de una necesidad de siglos. Por lo que parece, nunca antes de ahora se había intentado empresa semejante, pues, lo que ahora hemos tenido, no es otra cosa que una bodega, donde han ido a parar los papeles que estuvieron estorbando en algún lugar […]

Un Archivo es nada menos que el recinto donde se guarda la historia de un pueblo. Es el lugar donde encontramos las constancias, el testimonio puro de un pasado, al que tan estrechamente unidos estamos, como que somos consecuencia de él.

Así es como inicia una de las labores de divulgación del acervo documental en libros, revistas, tesis de grado de los estudiantes de la escuela de Historia de la Universidad de Guanajuato y de otras universidades nacionales e internacionales, como el caso del historiador David Brading, quien vino a Guanajuato en los años sesenta para investigar sobre su tesis doctoral, que cristalizaría en una obra fundamental para entender el Guanajuato minero del siglo XVII y XVIII, Mineros y Comerciantes del México Borbónico.

Don Jesús fue un apoyo clave para la investigacióndeBrading, tanto en el Archivo Histórico Municipal de Guanajuato, como en el Archivo Histórico Municipal de León, de donde saldrá el libro Haciendas y Ranchos del Bajío, con lo que se complementa la diada: el Guanajuato minero y el Guanajuato ranchero del bajío durante la época virreinal.

Jesús Rodríguez Frausto es referente obligado de la archivística, al ser formador de generaciones de profesionales de la Historia, desde el punto de vista académico, y pionero en la sistematización de archivos que en muchos casos se encontraban en pésimas condiciones de conservación, sobre los que diría:

[…] hay que ponerle la palabra histórico, para que sepan que es importante y no lo quieran destruir […]