Mujeres y Arte • Ángela Gurría • Mónica Muñoz Carmona

Los fuegos del cincel golpean
Dóciles a ritmos primordiales: centellas de música
Obedecen al orden radiante que gobiernan.
Ella los engendra: la conducen.
Santas sus manos en los músculos aquietados
del cielo inmóvil, indagan el nombre de la piedra
en la entraña que lo define.
Y sube el placer para asistirlas.
Rubén Bonifaz Nuño
Fue una de las escultoras mexicanas más importantes en el escenario del arte mexicano, y la primera mujer en convertirse en miembro de la Academia de Artes de México en 1973, como una figura clave que transita de la modernidad a lo contemporáneo. Ángela dejó atrás el aspecto narrativo y descriptivo, abrazando de lleno el respeto por los materiales, con los que trabajó el concepto escultórico. Dialogó con la materia, la observó, la escuchó, y creó.
Una de sus obras puede ser apreciada en el Jardín de las Esculturas del Forum Cultural Guanajuato. Se trata de Puertas de Contoy.
Lo que más trabajó fue la piedra, mármol y cantera, pero también el hierro, al que pintó, coloreó y moldeó. Sus temas fueron: el hombre, la mujer, la vida, los animales, la naturaleza, el agua en movimiento.
Gurría fue la última hija menor de una familia tradicional proveniente de Chiapas. Desde niña le atrajo el ruido de las actividades realizadas por los canteros que estaban cerca de su casa en Coyoacán, decidiendo en ese momento convertirse en artista.
Su formación
En la década de 1940, México se regía por graves prejuicios contra el desarrollo profesional de las mujeres, por lo que Ángela comenzó a formarse como autodidacta en el campo de la escultura, y utilizó los seudónimos masculinos Alberto Urría, o Ángel Urría para firmar sus obras, previendo la desaprobación que surgiría al entregar sus trabajos con su nombre real. Con esos seudónimos logró participar en concursos. En 1946 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para realizar estudios de Letras hispánicas y españolas. Sin embargo, regresó a las artes plásticas. De 1949 a 1952, Ángela comenzó su carrera como escultora, primero en el México City Center (actual Universidad de las Américas), y después fue estudiante durante seis años del escultor Germán Cueto, quien la introdujo en el abstraccionismo a las formas escultóricas en México, y posteriormente del artista de origen hondureño Mario Zamora. A finales de los años cincuenta, Gurría tuvo su primera exposición individual en la Galería Diana.
Las esculturas abstractas de Germán Cueto
Germán Cueto, quien fuera un influyente maestro para Ángela Gurría, nadó a contracorriente en una época en que la escultura moderna no contaba con un ambiente favorablemente receptivo, pues en ese momento, dicha disciplina se reducía a temas que aludían a la nación, la libertad y el trabajo. Las ideas de Cueto fueron novedosas, modernas y transgresoras. Es ampliamente reconocido por sus esculturas abstractas monumentales, que se han vuelto parte de las joyas del arte público en la Ciudad de México. Entre sus trabajosdestaca El Corredor, realizada para la Ruta de la Amistad para los XIX Juegos Olímpicos en la Ciudad de México en 1968. En ese escenario de las olimpiadas también destacó la participación de Ángela Gurría en la Ruta de la Amistad, invitada por Mathias Göeritzy Pedro Ramírez Vázquez, al participar con la escultura Señales, que simbolizó la hermandad de los pueblos en la Ruta de la Amistad, Es una escultura de concreto de más de 30 metros de altura, conformada por dos estructuras que representan medias herraduras (o una herradura dividida en dos partes), una pintada en color blanco y otra en negro. Así inició una línea de proyectos de escultura urbana que sobresalió siempre en su obra.
Arte público
Para entender el trabajo de Ángela Gurría, se debe mencionar que el arte público consiste en trabajos de arte de cualquier medio, planeados y ejecutados con la intención específica de la localización, o para el dominio público, generalmente exterior y accesible a todos. En este aspecto, hay que recordar que muchos artistas han embellecido diversos espacios emblemáticos en nuestro país, por ejemplo, el Espacio Escultórico de la UNAM que surgió en los años sesenta y que cuestionaba la idea de que una obra debe ser un producto individual. Por eso, ese Espacio fue concebido por un grupo formado por Jorge Manrique, Joaquín Sánchez Macgrégor y los artistas Hersúa, Mathias Goeritz, Sebastián, Helen Escobedo, Manuel Felguérez y Federico Silva. Y el resultado es una obra para todo el público, al aire libre donde, además, se puede entrar en contacto con la naturaleza. Otros ejemplos los encontramos en el Jardín Botánico de Culiacán, en Sinaloa; también en el Anfiteatro Ochil en Mérida, Yucatán, entre otros. Aquí en León tenemos una de sus obras, “Puertas de Contoy”, en el jardín de las esculturas en el ForumCultural.
Ahora sobre la escultura conceptual, a diferencia de la tradicional, la conceptual trata de convertir la rigidez en movimiento, crear volúmenes inexistentes, contrastar la materia con el vacío, dar lugar a la geometría intuitiva, jugar con poéticas metáforas… Ángela Gurríadisfrutaba darles ritmo a sus obras, viendo de qué manera podíapenetrar en la materia. Es la primera escultora conceptual en México. Por ejemplo, en su obra “Río Papaloapan”, ubicada en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, podemos apreciar en ella el movimiento de las mariposas sobre el agua del río de metal, sus ondulaciones como metáfora del agua aportan dinamismo puro, pues la estructura como en forma de espiral es justo el movimiento del rio. Gurría fue una artista muy analítica e inteligente, con una gran capacidad de síntesis, una gran observadora de la naturaleza.
Las formas, las líneas y la manera en cómo ellas las alternaba ocolocaba, se repiten o se combinan en sus obras. Hay diferentes tipos de ritmos en las artes como la repetición, la simetría la alternabilidad, o por radiación. Sus magníficos trabajos como: “Homenaje a la ceiba” (1976) en el Hotel Intercontinental, y “Espiral-Caracol”realizada en los años ochenta en un fraccionamiento residencial del Estado de México. Ritmo y poética está presente, como la muerte en bellos tzompantlis, el agua, los animales, la libertad, o las mariposascuya representación de este insecto en la escultura de la artista cuenta con cierta ambigüedad permitiendo que se asemeje a un cráneo, jugando con la dualidad, encapsulando así un ciclo de vida y renovación.
Es importante mencionar, que durante los años sesenta otras artistas como Elizabeth Catlett, Geles Cabrera, Helen Escobedo y Lorraine Pinto también aportarían bastante al arte mexicano. Sus aportaciones incluyeron soluciones originales utilizando técnicas tradicionales, la incorporación de nuevos materiales al terreno de la escultura, piezas cinéticas y arte público. Se puede decir que la práctica escultórica de Ángela Gurría condensó cambios fundamentales que experimentó esta disciplina en México durante la segunda mitad del siglo XX. Su trabajo expresa el tránsito entre el legado del modernismo y preocupaciones presentes en el arte contemporáneo. Y por supuesto, recibió infinidad de premios y reconocimientos. Gurría, fue miembro del Salón de la Plástica Mexicana desde 1966 y de la Academia de Artes desde 1973. Falleció el 17 de febrero de este año a la edad de 93 años.
Reflexiones finales
Sin duda, el trabajo y legado de Ángela Gurría nos deja la reflexión de que la creación escultórica implica conocer el lenguaje creativo específico, así como el conocimiento de los materiales y de sus procesos. También, adquirir la capacidad de autorreflexión analítica y autocrítica del trabajo artístico, y fomentar la capacidad de curiosidad y de sorpresa más allá de la percepción práctica. Nos invita a no perder la capacidad de asombro, a maravillarnos y contemplar.