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54 MUJERES [IX]

54 Mujeres • Nina Simone (Mississippi Goddam) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador

Nina Simone, Mississippi Goddam
Nina Simone, Mississippi Goddam
54 Mujeres • Nina Simone (Mississippi Goddam) • José Luis Justes Amador


 

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Si miras a todo lo que estaban sufriendo los negros, ni un solo hombre negro se atrevió a decir “Maldito Mississippi”. Era lo que todos queríamos decir. Ella fue la que lo dijo.
Dick Gregory


En 1963, en Estados Unidos, el país estaba dividido por el tema de los derechos civiles. Mientras una parte de la sociedad luchaba por la integración racial, tanto pacíficamente la mayoría como una minoría violenta, otra se oponía con atentados y muerte. En junio de ese año Medgar Evers, uno de los líderes del movimiento de los Derechos Civiles, fue asesinado en Jackson, una ciudad de Mississippi. Tres meses después estalló una bomba en una iglesia del mismo estado. En ese atentado murieron cuatro niñas negras. Nina Simone estaba preparando el espectáculo que la llevaría de gira por los clubes de jazz del país.

Al hablar de aquella época en una de sus biografías, Nina Simone recuerda que su primera reacción para liberar la rabia que sentía fue entrar al garaje de su casa y fabricar un arma casera. “Se me pasó por la cabeza salir y matar a alguien… Todavía no sabía a quién, pero sería alguien al que yo identificara como que se interponía en el avance de mi gente”. Parece que fue su marido quien la convenció de que liberara su rabia por el medio que mejor dominaba, la música.

La leyenda cuenta que Simone escribió “Mississippi Goddam” en una hora, aunque en al menos dos de sus biografías se puede leer que lo hizo en apenas veinte minutos. Había nacido el que se convertiría en uno de los números imprescindibles en el directo de Nina Simone, y que representaba una faceta bastante diferente, al menos en la letra, de su obra anterior. La cantante siempre hablaría de esta canción como “mi primer himno sobre los derechos civiles”.

La canción se presentó frente al público por primera vez en el Village Gate, un pequeño club de jazz de Greenwich Village, aunque su primer paso para convertirse en —primero– una canción de culto y —después– un clásico de la lucha por los derechos civiles, lo dio Simone en su concierto en el Carnagie Hall en marzo de 1964. Nina era la primera mujer negra que daba un concierto en solitario, en el mítico recinto de Nueva York cuyo público habitual eran la alta burgesía blanca de la ciudad.

El concierto, como era su costumbre, combinaba números conocidos con otros menos comunes. Comenzó con un estándar habitual del jazz, “I loves you Porgy”, de Porgy and Bess de Gershwin, muy bien recibida con los aplausos del público, que debería haberse dado cuenta de que algo iría mal cuando la tercera canción elegida por Simone para el espectáculo era “Pirate Jenny”, de La ópera de tres centavos de Bretch y Weill, en la que una limpiadora de pisos, harta de su trabajo, sueña con un barco pirata que llega a liberarla, y cuya tripulación le pregunta si van a matar a los opresores “ahora o después”. Tras la canción directa llegó “Old Jim Crow”, otra composición de Simone sobre las leyes de segregación racial en el sur de los Estados Unidos, con una cierta ironía y humor negro, preguntándole a Jim Crow, el símbolo de los segregacionistas, dónde había estado, y recibiendo como respuesta “por el sur, haciendo lo que hay que hacer”, hasta que la cantante se encara para decirle que esto no acabará hasta que él esté muerto.

Nina Simone, imagen interior

El punto álgido del concierto llegará, sin embargo, cuando la cantante presente su canción más reciente ante el público. Comienza con un ritmo saltarín, casi jive, como si fuera el número alegre para terminar el concierto, y Simone la presenta. “Esta canción se titula “Maldito Mississippi”, y estoy de acuerdo con todas ya cada una de sus palabras (una traducción aproximada del directo “and I mean every word of it”)”. Las risas condescendientes del público van entre la ironía y el chiste malo. Y comienza la canción con unas palabras que no podían ser más directas. “Alabama me entristeció, Tennessee me hizo perder la tranquilidad, y todo el mundo sabe sobre el maldito Mississippi”. La manera en la que Simone escupe ese “goddam” del estribillo habla de la rabia detrás de cada una de las interpretaciones que a lo largo de los años Simone haría de esta canción, que no ha perdido la fuerza resultante de esa melodía alegre y de ese ataque directo al sistema.

Las siguientes líneas no acaban de entrar directamente en el tema, pero presentan de una manera genial el ambiente social que se estaba viviendo en el país. “¿No puedes sentirlo? Está en el aire. No puedo mantener la presión más que alguien diga una oración”. Y regresa al estribillo sobre los asesinatos y bombas, antes de detenerse para dirigirse al público de nuevo: “Esta es una canción para un espectáculo pero el espectáculo todavía no se ha escrito”. Y, con menor fuerza y volumen, regresan las risas del público.

Y es entonces cuando la canción comienza a ser más directa. “Perros de presa siguiéndome el rastro. Niños de escuela en la cárcel. Un gato negro se cruza en mi camino. Pienso que cada día va a ser el ultimo […] He dejado de creer en la oración. No me digan. Yo les voy a decir. Mi gente y yo ya casi vamos a lograrlo, pero ustedes no paran de decir “más despacio”. El silencio del público interpelado se puede escuchar hasta en el disco. Hay una tensión en ese silencio que ha pasado de ser reverencial y, en cierto modo, complaciente, a uno nervioso.

Y Nina Simone, por si a alguien no le había quedado claro, vuelve a dirigirse directamente a la audiencia. “Pensaban que estaba bromeando, ¿verdad?”. Esta vez la respuesta del público es el silencio. Ni una sola risa. Y la canción continúa con las líneas elegidas para presentar el disco en los anuncios de prensa. “Piquetes, boicots a escuelas. Intentan decir que es una conspiración comunista, pero todo lo que quiero es igualdad para mi hermana, mi hermano, mi gente y para mí”. Ya partir de entonces, sin dejar el ritmo —que hace imposible dejar los pies quietos–, Simone habla sin tapujos de lo que está pasando por su alma. Hasta terminar con un más que explícito “¿Por qué no lo ven? ¿Por qué no lo sienten? No lo sé. No tienen qué ser mis vecinos. Simplemente denme mi igualdad”. Y vuelve al estribillo para terminar con un grito que funciona como un genial punto final. “That’s it”.

Aunque la canción fue el single elegido para presentar el disco en directo, y que Simone la cantaría al final de la mítica marcha en Selma, la censura en muchos estados del país y la falta de presentaciones en los medios, con la excepción valiente de Steve Allen —que desafió el silencio implícito– hizo que comercialmente fuera un fracaso. Ese fracaso y la falta de oportunidades, mezcla de segregación y pocas ganas de que Simone fuera diciendo verdades, hizo que la cantante decidiera irse a vivir a Europa, donde años después volvería a ponerla en el candelero de nuevo el inesperado regreso de uno de sus clásicos “My baby just cares for me

PD: La canción ha tenido muchas versiones, entre las que destacan la reactualización R&B de Andra Day —que mantiene esa disociación entre música y letra–, o la country jazz Kelsey Waldon —con la maravillosa voz sureña de Adia Victoria–, la dulcemente jazzística de Choro Azul, la rockera de The Catcalls, o, por terminar con alguna, la mezcla de jazz, samples, spoken word y ruidos, de los italianos Blastula. Además, en homenaje a Simone y manteniendo en parte su letra, en los últimos años han aparecido canciones como “Missouri Goddam” de Queen Muse, “Baltimore Goddam” de Navasha Daya o “Carolina Goddam” de AhSa-Ti Nu Tyehimba-Ford.

 

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