En serio, en este espacio no quería hablar sobre los dimes y diretes de los artistas. Yo sólo quería enfocarme en sus creaciones, ya saben, con frases del tipo de “los sonidos que crea Fulanito y los Sutanitos del Ritmo nos envuelven en una atmósfera lúdica de la que es difícil escapar con los sesos completos”… peeeero, cuando se trata de Juan Cirerol, es difícil no recordar aquel desatinado tuit (digo “desatinado” por decirlo sutilmente, pero la neta se pasó de verga). Sí, aquel mensaje en el que se burlaba del temblor del 2017 que aconteció en Chilangolandia, y que después de tratar de remediar la situación, sólo terminó por cagarla más… perdón, sólo terminó por cag***a más (puede haber menores de edad leyendo esto… ¿A quién trato de engañar? En este momento los mocosos deben estar jugando al mentado fornais ese). Ese desafortunado desplante derivó en la pausa indefinida de la prolífica carrera del músico mexicalense, que para ese entonces ya llevaba unos 10 discos editados, más o menos (la neta no estoy seguro de la cantidad, pero creo que ustedes son perfectamente capaces de buscar en Wikipedia el dato exacto, digo, no todo lo puedo hacer yo, échenme tantito la mano, todavía tengo que ir a hacer el súper, esas naranjas valencia no se comprarán solas). Hay rumores de que ya está preparando su regreso a los estudios de grabación, lo cual me alegra de sobremanera, la neta, ya que el vato se discute con las letras. Además, con las guitarras que combinan ritmos entre el country y el corrido norteño, hacen que los roqueros y los gruperos, los chairos y los fifís, los Team Johnny Deep y los Team Amber Heard puedan disfrutar por igual sus canciones sin sentirse culpables por ello. No sé qué se meta Juan Cirerol al momento de componer (bueno, tengo una idea, pero no porque sea chismoso, sino porque en sus canciones nos da un montón de pistas al respecto),pero este álbum tiene la dosis perfecta de romance, drogas, desamor e introspección, manteniendo atento y cautivo al oyente durante los 12 tracks que lo conforman. No voy a reseñar cada una de las rolas (qué weba escribir tanto… además, no lo leerían, pa’ qué nos hacemos), pero si son una de esas personas que no suelen darse el tiempo de escuchar un disco completo (¡Dónde está su honor, basuras!), pero quieren darse una idea de lo que estoy hablando, busquen en espotifay los tracks de “Mentanfeta”, “Eres tan cruel” y “No necesito fuego”, y así lograrán adentrarse en los recovecos del cirerolverse, en el cual Johnny Cash usa sombrero vaquero, anda en cheyene y bebe cerveza artesanal (y sí, también se droga hasta por los codos, igualito que el Johnny de nuestro universo).

Juan Cirerol 
Haciendo leña 
2011
Discos Intolerancia

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Carlos Arturo Ruiz es un godínez que no tiene vida social y suele pasar su tiempo libre escuchando música y leyendo libros de segunda mano. Autor de “El Madrina”, novela editada por Editorial Orval en el 2022.

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