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Tachas 479 • Alabanza de la lentitud, de Lamberto Maffei • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Alabanza de la lentitud, de Lamberto Maffei
Alabanza de la lentitud, de Lamberto Maffei
Tachas 479 • Alabanza de la lentitud, de Lamberto Maffei • Jaime Panqueva

En el monumental Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio florentino, bajo el lema latino festina lente, ilustrado al fresco por Giorgio Vasari, el médico e investigador en neurociencias, Lamberto Maffei, inicia su Elogio della lentezza(Alianza, 2016), un lúcido alegato desde la ciencia y las artes sobre la importancia del “pensamiento lento” y la amenaza que le supone nuestro estilo de vida moderno.

Maffei es un científico reconocido mundialmente en el estudio del sistema nervioso central, con especial atención al sistema visual de los mamíferos y del hombre, mediante el uso de técnicas innovadoras, experimentales y nuevas aproximaciones teóricas multidisciplinarias desde la electrofisiología a la psicofísica y la biología molecular. De manera que sus explicaciones sobre el funcionamiento del cerebro, en particular su explicación sobre el funcionamiento de sus dos hemisferios en la generación del pensamiento rápido y lento, son la base de su crítica a la sociedad contemporánea. 

Maffei evoca a Zygmunt Bauman y expone la nueva forma en que se concibe el tiempo, “ya no es continuo sino saltatorio. Naturalmente, la memoria, tanto fenomenológicamente hablando como al nivel de los circuitos nerviosos, no se modifica, pero se ve influida por el pensamiento rápido, que por su propia naturaleza no es amigo de recordar. El tiempo entendido como una serie de momentos no incluye el momento-pensamiento de la muerte, porque este tipo de pensamiento es el final de un lento recorrido final, incompatible con el tiempo puntiforme.”

“El pensamiento rápido, tan importante para eludir peligros, puede enmascararse y convertirse en embeleco, en una sirena que nos dirige a metas inexistentes, cuyo canto, difundido por los medios, resulta fascinante para algunos, aunque para otros (los de pensamiento lento) parezca irracional y absolutamente carente de poesía”.

Por lo anterior, no es de extrañar que la publicidad y el sistema de consumo privilegien la superioridad absoluta del pensamiento rápido y promuevan lo que Maffei llama la “bulimia en el consumo, anorexia de los valores”. “El consumismo es hijo del pensamiento rápido porque el consumo ha de ser rápido para cambiar de deseo a toda velocidad y volver a comprar. La secuencia de acontecimientos que caracterizan el consumo suele ser la siguiente: veo, compro, tiro porque un objeto inútil se puede sustituir por otro, inútil también, en un ciclo lo más rápido posible para evitar que pierda el tiempo en reflexionar sobre mis actos. El pensamiento rápido domina el mercado, o mejor, es la base de éxito”.

La civilización humana se desarrolló a través del pensamiento lento, el del lenguaje y la razón. Aquel que como pregonaba Vasari, se apuraba lentamente, y que, como Séneca, nos invita a pensar diferente, lo cita Maffei: “Nada debe preocuparnos tanto como seguir cual ovejas al rebaño que nos precede.”

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