Estamos constantemente entre dos mundos, tal vez más si lo pensamos por un momento. Nuestras distintas realidades están construidas a partir de la contradicción. Reflexiono sobre el tema porque ahora con las elecciones presidenciales, me he dado cuenta de que no pienso, no siento en absolutos. De cada opción, de cada partido, quizá elegiría a uno o dos contendientes, más por sus perfiles que por lo que representan. 

Pienso también en la imposibilidad de armar un partido político con el que pueda estar de acuerdo en el todo y no solamente en las partes. Los todos que se han presentado, por lo menos para mí, carecen de claridad, de propuestas, de verdades.

Los hechos son espejismos. Lo que realmente sucede pasa en el silencio, en la penumbra. No ahora, desde siempre, desde que tengo memoria.

También creo firmemente que hay grandes voluntades, buenos deseos que llevarán a construir un país más justo, siempre y cuando cada ciudadano, todos los que somos, lo hagamos bien. 

No es cuestión de un partido, de varios actores sociales. La idea es distribuir el peso entre toda la población. Los más fuertes tendrán que cargar el mayor peso posible, los frágiles tendrán que utilizar sus destrezas. 

Han sido días muy intensos, entre un grupo de whatsApp y otro, donde con energía, pasión y conocimientos, se habla, se escribe sobre lo que sucedió en las elecciones: una fiesta democrática, una confirmación de lo ya establecido, una ruta segura, un país en orden. Yo no lo sé todavía, tengo muchas preguntas, pero de lo que sí estoy completamente segura es de la emoción que siento al tener por primera vez en la historia, a una mujer al frente de nuestro gobierno. 

Imagino el prisma, las posibilidades infinitas. Quiero creer que su visión será diferente, única y que poco a poco habrá cambios, cambios que con el tiempo todos necesitamos que sean sustanciales, profundos, significativos. 

Con la visión de una mujer esperamos que la política cambie para bien, para organizar de una manera justa los escenarios, el territorio, la voluntad de un pueblo que a pesar de todo vive con esperanza.  

Eso es lo bueno, lo positivo. Lo negativo es todo lo demás. Que nos alcancen los años, la vida, para ver, en lugar de manifestaciones: fiestas, júbilo, celebraciones, rostros de agradecimiento, que nos alcance la vida para percibir un aire de justicia social, equidad, resurgimiento. 

Enhorabuena para nuestra presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo y para todo el equipo que logró el triunfo. También para cada ciudadano y ciudadana que tiene un ideal de país, fuerza y convicción. 

Desde mi lugar, desde la palabra y la observación, estaré luchando contra mis propias contradicciones para poner en los mejores términos mis ideas, y llegar a ustedes con claridad. Gracias por leerme, ya cumplimos un año en Tachas.

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Jeanne Karen (San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).

Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).

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