DISFRUTES COTIDIANOS
Tachas 602 • Discos 1974 [III]: Diásporas, latino y afroamericanismos • Fernando Cuevas
Fernando Cuevas

La tercera entrega de los discos que cumplieron medio siglo de vida.
Y para levantarnos sin llanto y con ánimo renovado, reggae en su máxima expresión, cortesía de Bob Marley, su mayor exponente ya en plena madurez, aquí brindando toda una expresión de principios sociales, estéticos, políticos y espirituales envueltos en el clásico Natty Dread. El influyente Gil Scott-Heron se presentó por partida doble con The Revolution Will Not Be Televised y Winter in America con el pianista Brian Jackson. Radiografía crítica de la sociedad urbana a través de un jazz coludido con spoken word, antecedente del Hip-Hop. En Promised Heights, tercer álbum de Cymande, los influjos de la diáspora caribeña asentada en Londres se encuentran con sonidos africanos para derivar en un influyente soulfunk de prometedoras alturas, después retomado por los pioneros del Hip-Hop: la paloma de la paz vuela cadenciosamente.
Stevie Wonder, tras recuperarse de un accidente, continuó imparable con Fulfillingness’’ First Finale, cátedra de funk y soul de alcance espiritual que reconoce el dolor y lo canaliza hacia lugares esperanzadores, en contraste con el desasosiego amoroso que empapa Mighty Love, en donde The Spinners tocan sensibilidades con un soul doloroso desde Filadelfia, en tanto LaBelle, trío femenino integrado por Pati LaBelle, Nona Hendryx y Sara Dash, despuntó con Nightbirds, su obra más sólida con la puntual producción de Allen Toussaint, con ese efervescente R&B que influyó en las posteriores agrupaciones de mujeres dentro del género. En esas andaban cuando Funkadelicpuso Standing on the Verge of Getting It On, funk rock de imaginería desatada que transita por caminos sexosos entre pensamientos contradictorios que impiden dejar de estar justo donde empiezan las fantasías.
A Tabua de Esmeralda es una obra por la que se puede entrar al mundo de Jorge Ben, aquí en plan de alquimista, y de la música brasileña de aquellos años, desplegada entre la samba, el soul y el rock de claro aliento acústico con esos inconfundibles juegos de cuerdas. Tonadas de Simón Díaz es un viaje melancólico a la llanura, iluminado por una luna llena que parece sostener esas notas lánguidamente prolongadas, fusionadas con el rasgueo de una guitarra discreta pero convencida, mientras que El caminante es una joya salsera de Fruko y sus Tesos con alineación de lujo y vibrantes metales que se funden con potentes vocales, bien sostenidas en rítmicas efervescentes: imposible quedarse quieto. Desde México, un par de figuras en pleno camino al estrellato: José José grabó Vive, en romántica vertiente analógica, y Juan Gabriel hizo lo propio con el clásico de nuestras tierras, Juan Gabriel con el Mariachi Vargas de Tecalitlán.
Libertango de Piazzola, en el que el genio propone un deslumbrante encuentro de géneros con un pie en la tradición tanguera y el otro en el jazz, ritmos brasileños y efluvios rockeros. Paolo Conte, cantautor italiano, se animó a producir su debut después de firmar canciones para otros músicos: el homónimo Paolo Conte da cuenta de su festiva orientación llena de coquetería sonora. Celia & Johnny, producto de una primera y afortunada colaboración entre Celia Cruz y Johnny Pacheco y Elis & Tom, en donde Elis Regina y Antonio Carlos Jobim cimentaron la universalidad del estilo: confeccionados a partir de sendos y providenciales duetos que con el tiempo se volvieron esenciales en sus respectivos géneros: crestas de la bossa nova y la salsa con repercusiones sociales.
El baterista Idris Muhammad entregó Power of Soul, integrado por cuatro cortes originales de Jimi Hendrix, Joe Beck, Grover Washington Jr. y Bob James, quien a su vez debutó con One, soft jazz de alta ambición. The Giants fue una feliz colaboración entre Oscar Peterson, Joe Pass y Ray Brown, intercambiando contrapuntos entre los dos instrumentos de cuerda y el inconfundible piano, con todo y homenaje a Jobim, además de versionar a Ellington y Gershwin, entre otros. Capturado en vivo en el Lincoln Center, se publicó The Complete Last Concert de esa institución conocida como The Modern Jazz Quartet, empanada de la Big Band de Dizzy Gillespie, acá entregando toda su sabiduría y sofisticación jazzera, mientras que el saxofonista Dave Lieberman debutó con su cuarteto nombrado como el disco: Lookout Farm, acompañado por otros invitados ilustres que se dan vuelo en los tres cortes, entre la innovación, la progresión y la fusión, siempre con el aliento bien puesto en la tradición.
El pianista McCoy Tyner entregó el exuberante Sama Layuca, bien acompañado por una multitud de especialistas en la sección de vientos y percusiones que se entrelazan en rítmicos episodios de incansable desarrollo armónico, recorriendo parajes de belleza desértica. Por su parte, el excelso flautista Hubert Laws se destapó con In the Beginning, álbum doble en el que conviven, a través de las excelsas interpretaciones del líder y sus ilustres acompañantes, la música clásica, el jazz de tradición y hasta cuotas de funk, muy representativas de la época. En tanto, se dejaba escuchar con The Jewel in the Lotus, álbum firmado por el multiinstrumentista Bennie Maupin en tesitura de mantra, representó su debut muy bien cobijado por gente como Herbie Hancock, ni más ni menos, para emprender la excursión por el tiempo.
Sam Rivers nos metió a un juego de espejos en Crystals, álbum largamente elaborado en el que el free jazz se encuentra en plenitud evolutiva, mientras que Introducing the Eleven House with Larry Coryell es el álbum debut en clave de jazz fusión del grupo homónimo, el quinteto The Eleven House, jugando brillantemente con la progresión y el constante cambio de ritmos y velocidades. Con eclécticas noticias climáticas, Weather Report cerró su primera etapa con Mysterious Traveller, apostando por un mayor énfasis en el bajo eléctrico y por la mayor presencia de cadencias funkies y R&B, entrelazadas con pasajes ralentizados. Lonnie Liston Smith & The Cosmic Echoesabrieron márgenes de maniobra con su jazz-funk en Expansions, con todo y su alcance espacial de sondas interestelares. Volviendo a la Tierra, Vassar Clements se dejó escuchar desde algún paraje campirano para integrar la rítmica jazzera y generar un feliz encuentro de géneros en Hillbilly Jazz, convirtiéndose rápidamente en su padrino.
De un feliz encuentro entre un estadounidense, dos noruegos y un sueco, conocidos como Jan Garbarek, Keith Jarret, Palle Danielsson & Jon Christensen, surgió el evocativo Belonging, álbum que integra tradiciones del jazz europeo con la profundidad lírica del pianista norteamericano para terminar experimentando el sentido de pertenencia a través de una danza en espiral. El compositor y contrabajista alemán Eberhard Weber integró la música de cámara con deportes jazzísticos en su introspectivo The Colors of Chloë, integrado por cuatro cortes que buscan las tonalidades más allá del blanco y negro, mientras que
Desde la India, el cada vez más reconocido Sultan Khan contribuyó con la música tradicional de su tierra a través de Sarangi: The Music Of India, en el que muestra su capacidad interpretativa del instrumento que da título al disco, integrado por dos piezas enclavadas en la propuesta sonora indostánica. Y desde Cuba, Chucho Valdés presentó a su grupo estelar, Irakere, para empezar su rítmico e influyente trayecto con Recital de Teatro Amadeo Roldán, cocinado a partir de una base de estilos afrocubanos que se encuentran felizmente con el funk, el jazz, la psicodelia y hasta sus pizcas de rock.