MÚSICOS Y PÚBLICO BAILARON EL 'ENCORE'
Una noche inolvidable con la OSN y Gabriela Montero
León, Gto. El público estaba listo, la tercera llamada anunció el inicio y un idílico concierto opacó la lluvia convirtiendo en estruendos los aplausos que el público dedicó a la Orquesta Sinfónica Nacional.
El pasado jueves se gozó en el Teatro del Bicentenario de un concierto compuesto por obras de Bernstein, Rachmaninoff y Gershwin. Iniciando con la Obertura de la opereta Candide (Bernstein), la OSN demostró una impecable coordinación, armonía y libertad al interpretar.
Siguiendo con el programa y con la pianista venezolana Gabriela Montero se tocó el Concierto para piano no. 2 en Do menor. Los asistentes se pusieron de pie al término de su participación, y al regresar a escena Montero pidió que alguien del público le cantase una canción mexicana para hacer uso de su don de la improvisación: “Ni yo sé lo que va a resultar, pero sé que es algo único y especial”, y así fue como teniendo de motivo Cielito lindo, la pianista deleitó al impresionado público, que la ovacionó.
Después del intermedio, la OSN tocó los “Cuadros sinfónicos de Porgy and Bess” (Arr. R. Rusell Bennett) de G. Gershwin, emocionando al público, que al filo de sus butacas sintió la música y se divirtió con la intervención del banjo y los solos de saxofón. Esto creó la atmósfera perfecta para recibir el siguiente número, “Las Danzas Sinfónicas de West Side Story” de Bernstein. Aquí el director Carlos Miguel Prieto hizo participar al público con los chasquidos de dedos, y al grito de ¡mambo!, la emoción se hizo aún más evidente.
Carlos Miguel Prieto, como el director dinámico y apasionado que es, invitó al público y a la sección violines a bailar, en un encore del Mambo, aumentando la emoción por el momento tan sorpresivo.
Así fue como la OSN dio uno de sus últimos conciertos de esta temporada, que culmina este fin de semana con dos conciertos más en Bellas Artes.