domingo. 08.06.2025
El Tiempo

Una Agenda para Las Joyas

“…sucedió algo anormal en este proceso electoral. Una red de organizaciones de la sociedad civil y de habitantes del polígono de pobreza La Joya, convocamos a los aspirantes al Ayuntamiento y a las diputaciones local y federal, a escuchar y dialogar. Y los candidatos y candidatas fueron.”

Una Agenda para Las Joyas

Lo normal es que los candidatos y candidatas recorran las colonias en reuniones multitudinarias, en las que, además de besar cariñosamente a bebés y madres –o saludar varonilmente a los padres con fuertes sacudones de mano–, prometan muchas cosas que se “han visto” como necesarias en las colonias. Y cuando se dice que se “han visto”, puede ser literal: que las han mirado al pasar en sus recorridos, que las han obtenido después de algunas encuestas o se han recogido de las peticiones al vuelo.

Lo normal es que en las reuniones con el candidato se asegure la presencia de una mayoría de adeptos, incondicionales dispuestos a la porra y la alabanza, armados con banderitas, gorras y camisetas. Lo normal es que los candidatos hablen y los asistentes escuchen y aplaudan. Lo normal es que los candidatos asistan a reuniones privadas, pero a las que convoca la Coparmex, los clubes de industriales, las universidades.

En estos días sucedió algo anormal en este proceso electoral. Una red de organizaciones de la sociedad civil y de habitantes del polígono de pobreza La Joya, convocamos a los aspirantes al Ayuntamiento y a las diputaciones local y federal, a escuchar y dialogar. Y los candidatos y candidatas fueron.

Hace 4 meses iniciamos un ejercicio de autodiagnóstico y jerarquización de necesidades en el polígono de Las Joyas. Como muchos de los lectores saben, Las Joyas es un conjunto de más de 50 colonias, que según el censo del 2010 tenía más de 70 mil habitantes. Convocamos a líderes, personas que trabajan en alguno de los proyectos de salud, educación, deporte y cultura que impulsa la Red de Solidaridad La Olla. Ellos llevaron a cabo asambleas en sus colonias, en las que se habló de los principales problemas de las comunidades, para construir a partir de ahí propuestas de solución. Éstas se dividieron en dos: las que dependen de nosotros y debemos abordar como organizaciones, y las que le corresponde solucionar al gobierno, en cualquiera de sus niveles. Toda la información de las asambleas fue sistematizada y se construyó un documento llamado Agenda social de Necesidades de las Joyas. Este documento fue devuelto a las comunidades para su validación, obteniendo al final una agenda definitiva.

Esta agenda fue presentada en reuniones de trabajo a los candidatos de los partidos políticos. Se afirma con esto que las propuestas de uso de nuestros recursos debe venir desde lo que la gente quiere, siente y vive, y no desde lo que políticamente puede ser más redituable o desde lo que se pensó en el escritorio de un planificador iluminado. Le llamamos agenda, porque no es solamente una reunión de problemas y propuestas, sino una proposición de asuntos para darles seguimiento a lo largo de los siguientes años.

Mucho de lo que muestra la agenda son problemas que podemos esperar en estas zonas que nuestro sistema socioeconómico repite en todas las ciudades: movilidad ineficiente debido a la carencia de vialidades y la ineficacia del transporte público; problemas de seguridad permanentes por robos a casas habitación y asalto a transeúntes, así como riñas y pandillerismo; atención precaria a la salud, por insuficiencia de centros de salud y personal médico; trabajo mal pagado y lejano; falta de alternativas para que los niños, niñas y jóvenes puedan dedicar sus horas de ocio a hacer deporte, divertirse o formarse; falta de atención a los problemas del medio ambiente, basura, deforestación; déficit alarmante en espacios para que los niños y niñas puedan acudir a la escuela dentro del polígono, mala calidad de las escuelas... y otros. Pero la agenda apunta soluciones específicas que pueden ser parte ya de un plan de desarrollo de la zona. Algunas de estas soluciones ya aparecían en los listados de proyectos del Instituto Municipal de Planeación, otras son claramente nuevas, fruto de una forma diferente de detectar esas necesidades.

Los candidatos acudieron a las Joyas, sin banderitas, sin aplausos. Escucharon a los habitantes y se comprometieron a estudiar el documento y a darle seguimiento. Puede ser que algunas de las propuestas no sean viables o que existan formas diferentes de dar solución a los mismos problemas. Pero lo importante del ejercicio es que la participación organizada de más de 400 habitantes, de 34 colonias, puede llegar a definir la agenda y la forma en la que se invierte el dinero que va a modificar el entorno cercano donde viven. Es un ejercicio cercano al presupuesto participativo, mecanismo que desconocemos en nuestro estado.

Falta, desde luego, la concreción de esta agenda, la disposición de los próximos gobernantes –hoy son sólo candidatos– para honrar su palabra y dar seguimiento a las propuestas. En cualquier caso, el principal fruto es la organización misma: el empoderamiento de estas 400 personas, independientes de los partidos, que se saben capaces de determinar lo que quieren que pase en su colonia. El gobierno que quede, sea el que sea, tiene un interlocutor en Las Joyas.