domingo. 08.06.2025
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Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll

Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll

En las pasadas elecciones vimos perder a un payaso. Aunque tenía nombre de lágrima no sabemos si derramó algunas ante la derrota o, quizás, al considerar la cantidad de trabas burocráticas que estuvieron a punto de truncar su posibilidad de ser elegido, Guillermo Cienfuegos “Lagrimita” consideraría el hecho de poder contender como una victoria en sí misma. Irónica, cómica, pero una victoria. Unas cuatro mil quinientas personas le dieron el voto, menos del 1% del total votante en Guadalajara. ¿Qué opinarían ellos de todo esto?

No lo sabemos; los medios suelen solazarse con los ganadores. No obstante, el punto de vista de aquel que soporta la derrota y pervive, es un caldo de cultivo de grandes obras de la literatura mundial. Mi recomendación de esta semana pertenece a este tipo de trabajos: el relato de un payaso joven, hijo pródigo de una familia adinerada, que sucumbe ante el alcohol cuando su esposa lo abandona. En el trasfondo de la historia subyace la Segunda Guerra Mundial y las secuelas de la derrota de la Alemania nazi, la reconstrucción y el sentido de culpa amalgamado con las morales católicas y evangélicas. Un hombre derrotado se duele de sus heridas pero se prepara para la siguiente batalla y, sobre todo, rememora y juzga. Opiniones de un payaso de Heinrich Böll se editaría en el año de 1963 para consolidar a su autor como uno de los renovadores de las letras alemanas del siglo XX.

Böll hizo parte del ejército alemán y luchó durante toda la guerra hasta caer prisionero de los norteamericanos en 1945. Trabajó en la reconstrucción de su país y publica su primera historia sobre la guerra desde el punto de vista alemán en 1949. Para el año de publicación de Opiniones, Böll era un autor reconocido como voz de la conciencia social alemana, y como crítico acérrimo de las extremas derechas. Cultivó el género breve, y si desean leer algunos de sus relatos más célebres de forma gratuita, recomiendo visitar esta página.

En estos cuentos disfrutarán también la capacidad para ironizar y despellejar a los personajes con doble moral que posibilitaron el matrimonio de las iglesias católica y evangélica de Alemania con la dictadura de Hitler, y luego el gatopardismo tras la victoria aliada. Imposible sentir compasión y una cierta camaradería con el payaso lesionado, Hans Schnier, cuya lengua afilada y capacidad histriónica ganan fácilmente a los lectores más reacios. Algo que con seguridad le hizo mucha falta a Lagrimita. Si no votaron por el payaso, les recomiendo que lean sobre uno “de verdad”.

No en vano, el reconocimiento mundial le llegaría a Böll con el premio Nobel en 1972.

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